Últimamente, como pasé momentos difíciles en los últimos meses del pasado año 2022, he tenido que dedicarme tanto tiempo, que paso de muchas cosas y lo que suceda a mi alrededor y en el mundo lo dejo para que lo resuelva cada uno en su casa, su profesión o en su campo y no me meto en problemas ni camisas de once varas ajenas que no me corresponden.
Si puedo dar consejo lo doy, si alguien lo pide; pero no intergengo en lo que no me importa o no me afecta para nada porque apenas me alcanza el tiempo para estarme viendo u observándome a mí misma, mandándome o darme órdenes con autoridad de Dios para controlarme y cuidarme porque soy mi propia cuidadora.
No pierdo mi tiempo con gente que no tiene tiempo para mí y que no me busca para nada, ni me rompo la cabeza con gente manipuladora, humillante, orgullosa, malagradecida y despreciativa.
Simplemente me siento por gracia responsable ante Dios de enviar todos los consejos que pueda, que me han servido en mi vida y quienquiera que los tome o que los deje y no me pongo a discutir por sus opiniones.
Siento la necesidad ante Dios de compartir lo que me ha servido a mi, en mi experiencia de vida y que le puede servir a otros también porque sé que mi conciencia no me deja tranquila hasta que lo haga; ... pero hasta allí llego.
No puedo quedarme callada siendo sólo expectadora, como lo hace mucha gente, sólo viendo los toros pasar, arrollar a otros y aplastarlos, sólo porque nadie antes les dio un consejo para que se cuidaran del toro y no se le pusieran al frente, ... que va, ...yo no tengo la sangre tan fría para ser así.
Mucha gente hoy día, ven a alguien en peligro y no hacen nada, para no meterse en peligros y problemas; pero este descuido o mejor dicho, esta cobarde omisión les es pecado ante Dios quien todo lo ve y se los toma en cuenta como deuda ante Él, si pudieron haber dado un consejo o una ayuda a tiempo, o haber hecho algo o haberle salvado la vida a alguien y por descuido o desamor no lo hicieron.
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