Autora © Cira Arroyo Fuentes, 17/2/2024, 3:58 pm
Todo lugar y camino es pasarela, alfombra roja o estrado bajo sus pies, para la mujer con El Carácter de Dios, que sabe quién es, lo que vale y que sólo depende de Él, que camina orgullosamente erguida, independientemente de lo que lleve puesto, porque ama ser tal como es, viste como más le gusta y sin complejos, a pesar de lo que esté pasando o que ande sola o acompañada y a pesar de los estereotipos de moda, perfección y comportamiento impuestos por el sistema consumista y patriarcal del mundo manipulador en el que vivimos hoy.
Una mujer que sabe que vino a este mundo sola con Dios y que se irá sola con Cristo quien la llevará a Él y su presencia para siempre de nuevo, y por eso le da lo mismo andar sola o acompañada.
Es una mujer valiente, que sabe que es imperfecta y que en cualquier momento, como toda persona, se puede caer; pero su capacidad y su fuerza para levantarse es lo que la define porque no se conforma con quedarse allí aplastada, caída y vencida, sino que cada error que comete la nutre, la reafirma y le da nuevas fuerzas para aprender de sus errores y levantarse con más fuerzas aún con Dios, levantar su cabeza y no permitirle al Diablo con sus calculadas, hipócritas y engañosas estrategias que la domine y la acabe.
Una mujer así, diferente, extrovertida, positiva, que se autoestima, se atreve con valentía a salirse del patrón de estética y conducta del mundo y sabe que por ser así, única, diferente y libre del sistema, es como un imán que atrae miradas por dondequiera que pasa y con su presencia, enciende fuegos aún sin querer.
Es una mujer que sabe plena y firmemente con la sabiduría que Dios le ha dado, que el mundo sólo busca manipularla mental, física y espiritualmente para que no se acepte como es porque al mundo no le conviene que sea así, sino que lo que le interesa es que se vea y se sienta fea e inconforme consigo misma para atraparla en sus garras y ponerle cadenas o atarle hilos para manejarla a su antojo, como si fuera una marioneta o monigote a mover y usar para sus ambiciosos propósitos materialistas y consumistas porque sólo la ven a ella y a todas las mujeres como un objeto o un medio para hacer dinero, consumir y usar a su antojo porque si todas las mujeres son naturales, seguras y se aceptan tal y como son a cualquier edad, esto al mundo de los negocios de estética, doctores y comerciantes no les conviene.
Una mujer libre y segura es una mujer que vive y camina con la luz propia que Dios le ha dado, independiente, de carácter, que mayormente anda sola y no teme hacerlo porque no necesita escolta ni de nadie que la represente ni la acompañe porque sabe que anda bien acompañada y representada con y por Dios.
Una mujer que ande sola tampoco le conviene al sistema materialista y patriarcal del mundo ambicioso y consumista, que lo que le gusta es que ande acompañada para que gaste no sólo ella sino también los demás.
Una mujer libre con Dios, ama unirse con personas naturales, sinceras como ella; pero actúa a la defensiva para defender sus creencias y valores previamente establecidos por Dios y no por el mundo, por eso no le baja la cabeza a nadie, no tolera comparaciones, hipocresías, mentiras, injusticias, humillaciones, burlas, murmuraciones, chismes ni calumnias por detrás de la espalda, ni serruchaje de piso ni para con ella ni para con nadie y es quizás esta la razón por la que pocos quieren acompañarla y se le alejan, por no sentirse agobiados por su actitud tan firme, segura, extrovertida, sincera y anuente a tomar de su tiempo para conversar con personas que tengan temas interesantes que les nutran en viceversa para compartir; pero intolerante a caer en conversaciones sin sentido que no le aportan absolutamente nada, que sólo traen un infierno agasapado de negatividad sea hacia su persona o hacia personas que no están presentes, en donde las críticas, chismes y serruchaje de piso brilla por su presencia, que si participa en estas conversaciones y las escucha, muy pronto se puede ver inmiscuida en grandes problemas de los que tendrá que defenderse.
Una mujer libre con Dios es una mujer positiva, que ama investigar y aprender, que toma de todo lo bueno, desecha lo malo y se aparta sabiamente de lo que no le conviene y de quienes no le convienen.
Es una mujer que no tiene miedo a luchar ni de arriesgarse a tirarse profundamente al agua a pescar profundo cuando algo o alguien realmente le interesa, le conviene y la puede llevar a un buen puerto seguro con Dios; pero tiene también muy bien puestas las enaguas para que independientemente de lo que sienta en su corazón, pensar con la cabeza, parar y cambiar de rumbo si es necesario.
Es una mujer que sabe que es inteligente, no porque alguien por manipularla astutamente o quedarle bien para ganar su favor o pasarle la brocha se lo diga, sino porque verdaderamente sabe que lo es porque discierne de inmediato, como un radar, todo lo que está viviendo y todo el panorama que se le está presentando a su alrededor en dondequiera y conquienquiera que esté, así como a todo lo que se encuentra a su paso, y siempre está presta a ser, hacer y dar sin complejos opiniones sinceras si se las piden aunque estas sean fuertes verdades al desnudo que arranquen cabezas y cause que algunas personas acostumbradas a una vida vanidosa, tramposa y corrupta, llena de hipocresía y mentiras impuesta por el mundo, tengan intolerancia a la verdad y a la sinceridad.
Es una mujer que investiga todo lo que puede de acuerdo a sus intereses, así como la moda y toma de ella lo que se le acomoda y lo que no lo desecha.
Es una mujer que sabe esperar, que le da tiempo al tiempo porque sabe que todo bajo el cielo tiene su tiempo y su momento; pero que cuando se entrega lo hace por completo, sin medida y tampoco lo piensa dos veces si tiene que parar, para hacer un alto en el camino que lleva para retroceder y cambiar de rumbo, si ve que está tomando un rumbo incierto, en donde no es valorada, que no la conduce a ningún puerto seguro, en el que está pisando arenas movedizas e inseguras en las que en cualquier momento se puede hundir y morir.
En conclusión, una mujer natural, libre y segura mantiene siempre sus ojos bien abiertos con Dios porque tiene pleno conocimiento de que a la gente de hoy, el mundo la tiene sumamente manipulada y acostumbrada a la ideología consumista y patriarcal que le ha impuesto a la sociedad o el mundo de hoy, lavándoles el cerebro para que vean bueno a lo malo y malo a lo bueno, lo que causa que a la gente le choque, incomode o le caiga mal la persona que se valora, dice la verdad a secas, al desnudo, sin mucha palabrería de domingo; pero acoge y acepta con empatía a la persona que no se valora, dice mentiras muy calculadamente, con gran educación e hipocresía, por eso es que una mujer natural, libre y segura no deja de ser ni hacer lo que es o lo que le nace, sólo por quedarle bien al mundo y ser aceptada por él porque a ella lo que de verdad le interesa es ser aceptada y quedarle bien sólo a Dios, y rendirle cuentas sólo a Él.