Por © Cira Arroyo Fuentes, 2/11/2024, 6:14 pm
La vida es muy corta como para perder mi tiempo, que es tan valioso, en trivialidades y vanidades que no me conducen a Dios, sino que, por el contrario, me apartan de Él.
Es muy corta como para vivirla al paso de otros que quieran por su ambición obligarme a moverme a su ajetreado ritmo de vida.
Es muy corta como para vivirla ciegamente sólo ocupada en pro del exterior que sólo me conduce a ser instrumento a usar para la riqueza de otros a costilla mía, a la pérdida de mis valores y de mi identidad, a olvidarne de vivir en pro de mi interior que es lo que realmente me nutre, me ilumina y me acerca más a Dios que habita dentro de mí.
Gracias a Dios que me di cuenta a tiempo de la cárcel ambiciosa y materialista que es el mundo, en la que han caído muchos en manos de productores, compañías y empresas con las que han firmado esclavizantes y estresantes contratos millonarios, por su afán de tener fama, dinero y poder, en la vida privada de libertad en la que muchos subieron e hicieron subir a otros; pero que muy pronto cayeron, por no poder mantener por más tiempo ese alto y fantasioso estilo o status de vida.
Y pensar que yo hace muchos años estuve a punto de caer en manos de personas ambiciosas así, que querían lucrar conmigo y con mis dones.
Le doy gracias a Dios por haberme ayudado en ese tiempo a descubrir que ese no era mi camino a seguir, desde el momento en que me quisieron dar algo a tomar en una copita, que por supuesto no acepté y me bajé de inmediato del escenario donde estaba haciendo el casting, día que me paré firme con Dios y les dije que jamás iba a tomar nada para tener valor de hacer las cosas porque quien me lo iba a dar era Dios.
Nada se puede comparar a la libertad que Dios nos da y poder tener lo que por nosotros mismos podemos mantener que nos mantiene ejercitados a la vez.
Las grandes mansiones y lujos tarde o temprano encarcelan a quien los tiene porque no es fácil toda la inversión de dinero y gastos para cuidarlas y mantenerlas que esas grandes mansions demandan que forzadamente necesitan muchos trabajadores pagados.
Todas esas mansiones tienen sólo dueños ambiciosos de paso, que ni las disfrutan por estar trabajando para mantenerlas y cuando ya no pueden con ellas, se las quitan y quedan en la quiebra o tienen forzadamente que venderlas, que es algo que no es fácil de hacer porque como toda la gente en el mundo no tiene en sus manos una fran fortuna para pagarlas o comprarlas y para mantenerlas después.
En mi caso con el pasar del tiempo he buscado en lugar de tener más, tener menos cada vez, para hacerme la vida más fácil y por eso he optado por el estilo de vida minimalista en el que tener menos es tener más porque ahorro más para disfrutar de paz y tranquikidas o sea ebtre menos tenga, menos tengo qye matarme trabajando y si del todo no puedo trabajar, cono es mi xaso, no me preocupo porqye tengo lo que puedo mantener por mi nusma y con mi propio esfuerzo.
Trabajo mis dones para servirle a Dios, el bien de todos y el mío propio, y comparto mi sencillo, humilde y práctico estilo de vida como ejemplo a analizar y seguir por todas aquellas personas que quieran liberarse de ser presa de superiores sumamente ambiciosos o de caer en manos de compañías y productores ambiciosos que te roban la libertad y la salud porque una vez que te tienen en sus garras, sólo te usan como si fueras un producto o mercadería con la cuál negociar y te hacen firmar contratos a los que llueve, truene, estés enfermo o tengas sueño por fuerza tienes que cumplir, aunque estés en esos lugares en que te han contratado presente y de pie allí bajo el efecto de calmantes, medicinas y drogas porque si no vas, tú tienes que pagar por las pérdidas o gastos que el contratante y la compañía o el productor con quien trabajas incurrió.
Hacerse la vida más fácil y vivirla a nuestro propio paso es disfrutarla más a la vez porque aunque no lo crean tener menos es tener más porque tenemos menos que cuidar, menos que mantener, en fin, menos de que preocuparnos y por sobre todo tenemos más paz.
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