Por © Cira Arroyo Fuentes, 22/5/2022, 3:00 pm
Recuerdo que de niña, vivía en una finca de la CNFL donde le daban casa a mi familia porque mi papá trabajaba como guarda en La Presa Nuestro Amo ubicada allí.
En esa finca habían grandes peligros, y cuando salía de mi casa, mi familia me decía que tuviera mucho cuidado con el río, el canal, la quebrada, los pozos de casas vecinas, las culebras, los sapos, los perros, las hormigas, arañas pica ganado, las vacas y los toros; pero en realidad, a todos estos animales e insectos si uno no les hacía nada, ellos tampoco.
A pesar de haber vivido en un ambiente tan dañino, nunca sentí lo que he sentido hoy día cuando tengo que salir por fuerza a hacer mis diligencias a la calle porque ya no es a animales sin raciocinio a los que me estoy enfrentando sino a personas con raciocinio que no sé cómo son.
Sé que hay muchas personas buenas; pero como hay muchas malas también, no sé en qué momento, a estas sin hacerles nada, me pueden hacer una mala jugada y por eso desde que pongo los pies fuera de mi casa, por precaución me cuido de todo lo que me topo a mi alrededor debido a que por naturaleza unos son malos, provocadores y atacantes, peores que las culebras y los toros, y me los encuentro cuando menos imagino, tanto cuando camino por los trillos a la orilla de la calle o cuando me subo a caminar por la calle porque allí circulan un montón de personas impacientes, estresadas y violentas que conducen sus automóviles sin cuidado y peor aún cuando manejan bajo el efecto de licor, drogas y medicamentos porque los peatones exponen su vida si caminan junto a los autos de ellos.
Los autos, las motos y las bicicletas conducidas por personas irresponsables o malas, que no se cuidan ni aman a sí mismas y no cuidan ni aman a nadie tampoco, son los peores toros y culebras malas y peligrosas que podemos enfrentar en la calle y por todas partes y de los que mayormente nos tenemos que cuidar, y no sólo de estas personas que conducen vehículos hemos de cuidarnos sino de peatones que son como bombas negativas y envidiosas a punto de explotar, que sólo andan viendo a quien pueden provocar, o le pueden atravezar una sancadilla o hacerles algo malo para que las personas se caigan.
No quiero decir con esto que todos los toros, las culebras y las personas son malas porque también hay muchos buenos; pero como no sabemos quienes son, siempre debemos de andar con cuidado y pedirle a Dios mucha sabiduría para saber quien es bueno y quien no porque personalmente una vez cuando caminaba e iba a cruzar la calle, un señor en un auto paró y me dijo que cruzara y cuando estaba frente a su auto en media calle empezó a pitarme y a echarme su auto encima y tuve que correr y atravesármele a los autos que venían en sentido contrario y esa fue una horrible experiencia que jamás podré olvidar.
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