Es muy cierto de que Dios es quien está en todo lo que hacemos y que Toda La Gloria y La Honra es toda para Él; pero que nazca de nosotros los cristianos el decirlo por gracia y agradecimiento a Él, de quién sabemos absolutamente que dependemos y que sin Él no somos nada y lo decimos de corazón.
No es igual o lo mismo de que personas del mundo, con notables intenciones de disminuirnos y disminuir a todo lo que hacemos, nos digan o nos den a entender constantemente, que sólo Dios es quien hace las cosas; con la evidente intención de disminuirnos y quitarnos constantemente todo crédito o todo mérito, para hacernos sentir como nada o que nosotros no somos nada ni somos capaces de hacer nada, cada vez que les mostramos algo nuevo que hacemos.
Es feo que nos digan esto a los que llevamos una vida con propósito para Dios y peor aún que nos quieran comparar con personas de mundo, cuyo fin es dar a conocer o promover lo que es del mundo, que no hacen nada ni lo comparten de gratis, que no sacan pelo sin sangre y que viven de la fama y el dinero que han alcanzado con sus seculares creaciones, muchas de ellas muy distantes o muy en contra de La Voluntad de Dios porque las hicieron para servir al mundo y no a Dios.
Es notable que sólo valoran y apoyan a las personas que ya están suendo apoyadas y que ya tienen semejantes patadas publicitarias que les da la gente de mundo, que publican obras o creaciones seculares; pero menosprecian lo que viene de Dios.
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