Cada quien elige cómo vivir de acuerdo a su mentalidad porque todo esta en nuestra mente, en la postura que ella tiene ante la vida o la forma que ella tiene de hacernos ver todas las cosas y vivencias por las que pasa nuestro ser.
Saber manejar nuestra mente con la ayuda del Dios Vivo, y no dejar que ella con sus chips viejos implantados por el mundo nos maneje a nosotros, es de sabios porque todo lo que nos pasa y hacemos pasar, lo miramos lo vivimos, disfrutamos y valoramos de acuerdo a la manera que tiene nuestra mente de ser, en que si caprichosamente por sus viejos chips, no logra adaptarse a una situación, nos hace sentir tristes, infelices y sin paz; pero eso no tiene por que ser siempre así, como un patrón que nos imposibilita de poder encontrar paz, felicidad y libertad, descubriendo cosas nuevas a la que nuestra mente no estaba acostumbrada.
Tenemos que entrenar nuestra mente con la ayuda de Dios, para que haga que nuestro cuerpo aproveche al máximo todos sus sentidos aprendiendo a descubrir, analizar y sacarle el provecho o el mejor uso y sabor a todas las cosas y vivencias nuevas que se nos presenten en todo tiempo, con los recursos que en este momento presente de nuestra vida tenemos.
Hacer esto es enseñarla a desapegarse de costumbres aprendidas y tener la capacidad de abrirse a conocer cosas nuevas con nuevas experiencias que nos hagan sentir en paz, felices y libres, sin tener que estar comparando o limitando constantemente nuestra mente pasada con la de ahora, ni estar poniendo en una pesa o balanza cuales vivencias fueron o son mejores, si las pasadas a las que estábamos acostumbrados a vivir o las nuevas.
La idea más sabia de manejar nuestra mente para que ella no nos maneje como robots incambiables a nosotros, es no permitirle que se acostumbre a nada, para que sea abierta y nos haga vivir en paz en todo tiempo, en donde sea que estemos, con quienquiera que estemos y con los recursos que tengamos, en ese tiempo particular y único que estamos viviendo.
Por ejemplo: Si en un tiempo usábamos para cocinar sólo manteca porque en ese tiempo era el único ingrediente o recurso que había para que no se pegara la comida, no tenemos el por qué ponernos tristes o reaccionar como que se nos acaba el mundo porque se deje de producir la manteca y en lugar de ella se inventen productos nuevos que la sustituyan. Sólo hay que desapegarse, cambiar el chip y usar o utilizar lo que exista ahora en el presente.
Así sucesivamentte si lo de ahora dejara de existir, usar el sustituto que se invente o inventar nosotros con mente abierta al cambio, algo para sustituirlo, a lo que le tomemos sabor y nos permita vivir tranquilos como en el pasado.
Tener una mente desapegada a costumbres, es tener una mente libre, abierta, cambiante, renovadora, curiosa y creadora, que aprovecha y valora al máximo a todo recurso que tenga a la mano en su presente para darle un buen uso.
Es una gran ventaja tener una mente que se renueve constantemente porque si nunca habíamos hecho esto o aquello, tenemos la humildad y la libertad de buscar como aprender a descubrir siempre dones y talentos que tenemos allí en nuestro ser muy bien guardados, que quizás no habíamos descubierto porque nunca antes tuvimos necesidad de buscarlos, escudriñarlos y usarlos; pero que ahora sea por la fuerza, por necesidad o por voluntad propia, queremos descubrirlos, ponerlos a trabajar o producir, para mejorar nuestra vida y que esta se nos haga más fácil, estando abiertos a aprender cosas nuevas siempre.
Asimismo, si no tenemos esto o aquello que solíamos tener en el pasado no nos hace falta porque fácilmente le encontramos sustitutos a todo, haciendo nuestra vida más fácil para vivir en paz y feliz sin casarse o apegarse para siempre con viejos caprichos o chips que por alguna razón ya no podemos tener.
Nuestra mente tiene una manera tradicional y cerrada de ser; pero nosotros con Dios podemos moldearla o enseñarla a que cambie por nuestro bien porque ella está acostumbrada a lo que a nosotros el mundo nos acostumbró en el pasado; pero nosotros con la ayuda de Dios guiándonos siemore podemos cambiarla para que se adapte i se abra a las circunstancias que estamos viviendo en nuestro presente para que seamos desapegados a los lugares, a las personas, a las cosas y a las vivencias, ...que nunca dependamos de lo que nos rodea o lo que sucede en nuestro exterior para sentirnos bien, sino que aprendamos con Cristo y por medio de la renovación de nuestra mente a que es de Dios, de nosotros y de lo que sucede en nuestro interior de donde depende nuestro estado, independientemente de donde estemos, con quien estemos y lo que hagamos.
Al aprender a manejar con Dios nuestra mente estaremos en paz y seremos felices en todo momento, dándole siempre gracias a Dios por lo que tenemos porque el pasado al que estábamos acostumbrados y apegados ya pasó, el futuro nunca lo podemos predecir porque ni siquiera depende del presente, ya que en él nos pueden ocurrir muchas vivencias impredecibles que nos pueden mover el piso; pero si Dios renueva nuestra mente, siempre nos dará ideas para encontrar la salida en toda situación que estemos pasando, por eso lo más importante es que en todo tiempo mantengamos nuestra mente abierta con Dios para que Él la enseñe a enfocarse desapegadamente en nuestro presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario