Se nos llegan momentos en nuestra vida en que debemos despertar para hacer un alto con Dios, cuya fidelidad para con nosotros es la misma en todo tiempo, quién siempre está dispuesto a alumbrar nuestro camino para que descubramos con Él por qué nos estamos sintiendo agobiados, para ponernos a meditar, reorganizar y hacer una limpieza u orden profundo de todo aquello que con el pasar de los años adormecidamente hemos acumulado; pero que sólo nos distrae, nos satura, nos roba energía y nos está haciendo sentir cargados, sin libertad y sin paz.
Cuando uno ve que las personas a nuestro alrededor ignoran o no le dan ni la más mínima importancia a los aportes que damos para el bien de todos, lo mejor es reordenar nuestra vida para salirnos de los grupos o de los círculos sociales en los que estamos y en los que ni siquiera porque hagamos mil piruetas ni pintados nos ven, ni nos ponen atención.
Es mejor alejarse de las personas que sólo quieren recibir; pero no dar, que únicamente buscan aprovecharse de alguna manera de los demás.
Esto es lo que ha pasado con muchas personas que se pierden del mapa para siempre y nadie vuelve a saber de ellas porque se dieron cuenta de que estaban desperdiciando su tiempo, su dinero, su fuerza, sus dones, talentos y su vida, con personas que sólo las escuchaban y las tomaban en cuenta si hacía aportes de dinero, bienes y de trabajo duro; pero a otros aportes distintos que las hacían sentirse a ellas llenas, felices, productivas y realizadas de acuerdo a sus dones y talentos no les daban importancia.
Cuando se presentan situaciones así, debemos ser análíticos, meditar un momento para hacer una reorganización profunda de nuestra vida: de cosas, de personas, etc, con el fin de quedarnos con todo aquello que realmente nos nutre, que nos da importancia por la esencia de lo que somos; no por el dinero o lo material que tenemos o les podemos dar, en otras palabras, quedarnos con las cosas que realmente nos gustan, que nos sirven, que tienen un significado importante para nosotros y nos hacen sentir bien; y con las personas que si nos escuchan, que son positivas que creen en nosotros, que nos valoran, que nos dan importancia, amor, fe, respeto, confianza, admiración y paz.
Ya no queremos estar rodeados de personas interesadas, criticonas, burlistas, calumniadoras, mentirosas, etc, que ya no están presentes en nuestra vida o que en realidad nunca estuvieron presentes de corazón, sino por mero interés; pero que nunca están cuando más necesitamos, y sólo permanecen de alguna manera cerca de nosotros en un silencio extraño, observando en que momento caemos para hacer leña con nosotros, que son personas que no tienen acción directa con nosotros, que no nos suman ni nos restan absolutamente en nada, que por el contrario sólo sentimos que son como una sombra que nos controla, que nos espía, que trama con los suyos o sus amistades cosas contra nosotros. Personas que sólo se nutren por interés de nosotros con nuestras ideas; pero no nos motivan o impulsan a vivir, ni nos ayudan para nada.
Queremos apartarnos o desapegarnos de toda persona que nos manipula o que nos carga negativamente, que vanamente está llenando espacio en nuestra vida sin existir ya razón ninguna para que esté allí y desechar también todas las cosas que sólo saturan nuestro espacio; pero no nos sirven para nada.
Hay que reorganizar nuestra vida para que hagamos espacio que puede ser ocupado por personas y cosas nuevas que realmente sean afines o tengan química con nosotros.
Dejar atrás o soltar todo peso o cadena que nos carga y no nos permite ser libres porque sólo es una sombra que nos controla, que nos espía, que interesadamente sólo se nutre con nuestras fueezas e ideas; pero no nos motiva o impulsa a vivir, ni nos ayuda para nada.
Debemos rodearnos de todo lo positivo que nos hace sentirnos libres y nos hace bien, de lo que recibimos apoyo recíproco y apartarnos o desechar lo que no le da ningún sentido a nuestra vida.
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