sábado, 22 de mayo de 2021

Los cristianos sabemos que somos las manos de Dios

Escrito por © Cira Arroyo Fuentes 22/05/2013 03:39 p.m.

     Todos sabemos que quien hace el bien es sumamente bendecido, que muchas personas son buenas por naturaleza y aman ayudar a los demás y proteger al universo y son usadas por Dios; ¿pero les basta eso para ser hijos de Dios entrar en el Reino de Dios?

Nosotros los cristianos sabemos que Dios en 
La Biblia nos dice:

"Si confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor, y creemos en nuestro corazón que Dios le levantó de los muertos, seremos salvos" (Romanos 10:9).

 "Sólo Cristo fue suficientemente bueno para ganar el cielo, y Él da Su justicia a aquellos que creen en Su nombre" (Romanos 1:17).

La humanidad mundana, que no quiere obedecer a Dios ni aceptar a Cristo como su Único Salvador, se ríe de los cristianos y de los consejos que les damos, y nosotros aún así perseveramos, llevándoles todo consejo y palabra que Dios nos de para compartirles porque Él ha puesto en nosotros, conjuntamente con Cristo, un gran amor por todos y no queremos que nadie se pierda, sino que recapaciten, se salgan de sus malos caminos, si es que están en ellos y acepten que Cristo lleve el timón de sus vidas.

Ese es el gran milagro que Dios hace en cada persona que se humilla ante Dios y acepta su señorío por medio de Cristo, porque de inmediato en lugar de ser ayudado lo que quiere es ayudar, en lugar de ser consolado lo que quiere es consolar.

Muchos nos ven como fanáticos, y hasta les caemos mal, por ser tan persistentes, pero lo que pasa es que nosotros no podemos estar tranquilos hasta que veamos un cambio genuino a la manera de Dios, en las personas que queremos ayudar.

Sabemos cuál es la misión y nuestro propósito al estar aún en este mundo y que con Dios no se juega. Él espera que seamos enteramente instrumentos suyos, porque sólo así Él puede sembrar su palabra en todos.

Dios es Espíritu, pero si nosotros le sedemos nuestro cuerpo para que haga su obra sanadora en el mundo nos usa, pero no obliga a nadie y lo que quiere es que por nuestra propia voluntad y en libre albedrío lo dejemos a Él ser en nosotros, o sea que menguemos nosotros, para que lo dejemos vivir a Él en nuestro cuerpo.

Por eso es que el maligno sale corriendo cuando un verdadero cristiano se le para al frente, porque donde hay un cristiano hay libertad ya que es luz en medio de la oscuridad.

Los cristianos no entramos en contienda con los inconversos, porque nosotros sabemos con quién estamos y hacia donde vamos, las cosas vanas del mundo ya no nos atraen para nada y nuestra única misión es quitarle al mundo la venda que tiene puesta sobre sus ojos para que no pueda ver que SÓLO EN CRISTO SE ENCUENTRA LA VERDAD, PORQUE SÓLO ÉL ES EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, Y QUE NO HAY NINGÚN OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO POR MEDIO DEL CUÁL PODAMOS OBTENER LA SALVACIÓN, PORQUE SÓLO JESUCRISTO ES EL ÚNICO SALVADOR QUE NOS ENVIÓ DIOS Y EL ESPÍRITU SANTO ES EL QUE NOS DA TESTIMONIO DE ESTA VERDAD.

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