©Cira Arroyo Fuentes, 26/04/2021, 7:00 pm
Una persona puede tener una herencia, una profesión, un trabajo o un negocio muy bueno, en el que devenga mucho dinero; pero si no sabe administrarlo y controlar sus gastos sabiamente, nunca tiene nada.
Aprender a descubrir a donde se nos va el dinero es el primer paso para empezar a ser buenos y sabios administradores de él.
Si es una persona muy buena, amable, dadivosa, que no sabe decir un no, es un gran problema para ella.
Aún peor es, si es una persona vanidosa, materialista, aventurera, enamorada, viciosa y fiestera, a la que no le gusta estar sola en casa o salir sola a la calle porque tiene todas las de perder si quienes saben quien es, como es y por sobre todo cuánto gana, y lo mano suelta que es, buscan su amistad, planeando muy de antemano sus salidas para que se gaste su dinero en cosas vanales y triviales, para no dejarle tiempo libre en que pueda andar o conocer a otras personas porque así, controlándole y manteniéndole su agenda ocupada, sólo ell@s podrán chulearla al máximo y l@ tendrán como proveedor/a y conejill@ de indias para que les resuelva todos sus problemas, en especial si tiene auto, para tenerl@ de mandader@, de chofer, taxista gratis y más.
El coladero o desperdicio de dinero trivialmente pueden ser familiares, amistades, compañer@s de estudio, trabajo, iglesia, novi@, (amiguitas), familiares y amistades del novi@, etc., quienes desconsideradamente nos hacen gastar en tonterías sin sentido que en lugar de darnos salud, promueven enfermedad y muerte espiritual y física.
Si una persona trabaja y trabaja y ve que su dinero no le rinde, que nunca puede ahorrar nada, y no se explica como ganando tanto nunca ha podido resolver sus problemas de salud, ni tener una familia conforme a Dios, ni comprarse ni siquiera una casa, debería hacer un alto en su camino para detenerse a pensar y analizar por dónde se le está colando o escapando su dinero vanalmente, para hacer los cambios necesarios en su vida que le permitan volver a tener control de sus finanzas, gastar con sabiduría en lo que realmente necesita, para poder ahorrar y gastar sí; para bendecirse y suplirse a sí mism@ y a los suyos en lo que realmente necesitan para tener una vida saludable y feliz, y realizar sus sueños.