Por ©Cira Arroyo Fuentes, 21/04/2021, 01:42 p.m.
Fácil de entender; pero difícil de aplicar es nuestro derecho y el derecho de otros, que es muy particular de nuestro mundo individual y el de los otros, que no da cabida a manipulaciones ni apegos en viceversa.
Derecho de fluir, así como de escoger ser y hacer lo que queremos, a como podemos, sí; pero si deseamos hacerlo bien, lo ideal es que debemos respetar la ley de los hombres y la ley o Voluntad de Dios, y los demás también; pero no estamos obligados en viceversa a elegir esto porque Dios nos creó con libre albedrío con libertad de escoger nuestro destino, aunque por no saber elegir, escojamos un camino erróneo que nos aleje de Él por completo.
Derecho de ser libres en nuestro mundo, en nuestro cuerpo y nuestra propiedad, de pensar y extraer lo que pensamos para darle vida, con el arte y conocimiento que tenemos según nuestros dones y talentos.
Derecho de dar a conocer lo que somos y hacemos, con el derecho de otros de voluntariamente poner atención y aceptar o no a lo que damos a conocer o hacemos ó rechasarlo e ignorarlo, asimismo, con el derecho de nosotros de darles a otros nuestro trato recíproco o no.
Así es el juego de la vida, con el derecho de fogueo que tenemos y que otros tienen también.
Derecho de respetar y de ser respetado.
En fin, el derecho de uno empieza y termina en uno, ó en otras palabras termina donde empieza el derecho de otros.
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