miércoles, 22 de agosto de 2018

La vida nos exige lo que nosotros por amor con Cristo nos hemos exigido

© Cira Arroyo Fuentes   22/08/2018   07:24 am.

     Cuando somos niños ó adolescentes y otros deciden por nosotros tenemos que obedecer a todo lo que nos mandan o exigen nuestros padres, hermanos mayores, la iglesia, la escuela, el colegio, la universidad, etc, pero cuando ya somos adultos independientes, nadie nos puede exigir nada más de lo que nosotros mismos, por amor con Cristo nos hemos exigido, o continuamos exigiéndonos.

El patrón de vida que nos hemos formado nos exige mantener en orden y vigente todo eso que creamos a través de los años, para que ese castillo que construimos no se deteriore ni se derrumbe.

Sólo el verdadero amor puede hacer que nos importe de verdad eso que hemos edificado o ayudamos a edificar y que sigamos luchando, a pesar de...., para continuar manteniéndolo con vida hasta que adquiera vida propia y sobreviva con o sin nosotros a través del tiempo.

Es difícil mantener algo que por amor hemos hecho o nos hemos exigido, en estado vivo porque siempre la envidia, el chisme, la burla, la calumnia, la mentira, la contrariedad, la rebeldía y demás sentimientos negativos que puedan existir andan buscando el momento oportuno para atacar y salir a flote para confundir, enredar, cegar y opacar a todo lo bueno que alguien por amor a creado o formado parte de su construcción.

Cuando la negatividad se asoma busca aliados para atacar en manada y opacar o ridiculizar a todo lo positivo que pueda existir.  Entra, destruye y cuando ya a logrado su objetivo se va, dejando destrucción a su paso.

De nosotros depende darle gusto o no a lo negativo para que se salga con la suya, o mantenernos firmes con Dios positivamente, como una roca, para que esos vientos tormentosos tengan que salir corriendo al ver que no han podido lograr su maligno objetivo.

En conclusión, la vida es un sueño que vale la pena vivirlo y no podemos dejar de vivir o de hacer lo que más nos gusta sólo porque se nos atraviesan muros o piedras de tropiezo para que no vivamos, que sólo buscan que desistamos y nos vayamos a esconder a una cueva, sólo para lucirce ellos.

Y como la vida nos exige lo que nosotros por amor con Cristo nos hemos exigido, y con Él, como El Águila nos renovamos continuamente para continuar nuestro vuelo, ya no somos cola sino por el contrario cabeza, no podemos dejarle el camino abierto a quienes confabuladamente procuran borrarnos del mapa.


jueves, 9 de agosto de 2018

Ninguna persona es mesa ni cama para que otra adquiera experiencia

   
© Cira Arroyo Fuentes   08/08/2018   08:47 a.m. 

     Ninguna persona tiene cara de mesa ni de cama para que otra venga aventureramente a jugar con ella para adquirir experiencia o vivir de ella, sea porque ve que esa otra persona es segura, extrovertida independiente y ya está teniendo una vida propia y cómoda, material y sicológicamente hablando.

 Nadie tiene derecho de buscar sólo a un buen árbol para obtener su sombra y protección, sólo por conveniencia, pero no por amor, o mejor dicho buscar a otras personas ya maduras que ya tienen una vida propia e independiente o a personas mayores para utilizarlas a la libre nada más, sin adquirir compromiso alguno, con el cuento de que lo que quieren es ganar experiencia, como si ellas fueran un objeto para usar, aprovechar y botar a la basura cuando ya no les gusta y están cansadas.

Hoy día se está viendo mucho eso, en donde unas personas burlistas, vividoras o aventureras se aprovechan del esfuerzo y la independencia que otros tienen y se pegan a ellas como garrapatas para chuparle la sangre, o más bien todo lo que tiene materialmente, para conseguir todo sin tener que trabajar ni esforzarse para nada.

Estas personas que se pasan sólo con este cuento de que para llegar a casarse, formar un hogar, conseguir un buen trabajo, etc, etc, tienen que conquistar a la libre una pareja por un tiempo, alguien que pueda enseñarle para aprender y después cuando ya ha obtenido lo que quiere de ella dejarla para buscar otra mejor y subir de nivel, se la pasan siempre viviendo con este erróneo patrón de vida, picando de flor en flor o de clavel en clavel, y nunca crecen ni maduran, porque todo lo que van obteniendo se lo quitan a otros, pero nunca se lo ganan luchando, con su propio esfuerzo para obtener las cosas.

Son muchas las que desperdician su vida haciendo esto y cuando menos se dan cuenta se les llega una edad madura y no han hecho nada, se gastaron lo que fácilmente consiguieron con sus aventuras y se les llega el momento que están con las manos sobre la cabeza, sin nada, porque todo se lo malgastaron o echaron encima.

Les pasa esto por haber toda su vida querido aprovecharse de los demás, adquiriendo experiencias no por su propia cabeza, sino por cabeza ajena, para según ellas una vez que están listas y experimentadas empezar a buscar una pareja fresca para casarse y hacer su vida, sin importarles dejar atrás en el camino a personas que engañaron y usaron, botadas y destruidas porque nunca las tomaron en serio, sino que sólo se aprovecharon de ellas.

Como Dios es grande y todo lo ve, tarde o temprano las personas que han obtenido todo en la vida de esta sucia manera, se les llega el momento ya siendo viejos de pagar todo lo que han echo, y cuando se enamoran de verdad, de esa pareja fresquita que tanto buscaban, siendo ya viejas, para formar un hogar, les sale "El tiro por la culata porque les llegan a hacer lo mismo que ellas le hicieron a los demás, las utilizan y les quitan todo de igual o peor manera.

Debido a esto que se ve que está sucediendo tanto en el mundo moderno de hoy en que muchos sólo se la pasan buscando como surgir utilizando a otros, hay que andar con los ojos bien abiertos para no ser víctima de personas con este sistema o costumbres de vida tan irresponsables, mundanas y desobedientes ante Dios.

Cuando uno es una persona temerosa de Dios, que si toma las cosas en serio y no tiene miedo de adquirir compromisos y busca a alguien que sea así como nosotros, tenemos que tener mucho cuidado para que no nos engañen y poder ver quien realmente se nos acerca porque le gustamos en serio, o nos quiere de verdad y quién sólo se arrima por interés o adquirir experiencia con nosotros, pero que no quieren llegar a nada más ni tener una relación seria y comprometida para ser nuestra pareja de vida.