En el camino de nuestra vida con Dios, cada persona camina con Él a su propio paso.
Y en la medida en que nosotros le permitamos dirigirnos, unos vamos adelante, otros atrás; pero lo importante es que todos caminemos siempre hacia adelante en el camino que Él nos tiene trazado por medio de Cristo hacia Él, para que nunca perdamos el rumbo, y si por error caemos y nos salimos, arrepentirnos y volver lo más pronto a retomar el camino correcto con Él.
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