Por Cira Arroyo Fuentes, 16/02/2021, 11:30 p.m.
"Cada quien en su casa o en su vida, y Dios en la de todos", sabia frase que al ponerla en práctica nos trae felicidad, libertad y paz a todos.
Si queremos ser felices y vivir en paz, hemos de concentrarnos en vivir al máximo nuestra vida, con los recursos que tenemos y con lo que podemos, dando lo mejor de nosotros; pero con cuidado y sabiduría, sin pensar si los demás nos van a retribuir o no en vicecersa porque sólo dar por el interés de ser recompenzados nos puede convertir en personas angustiadas, amargadas y rencorosas si no recibimos lo que esperamos y nos frustramos por eso.
Debemos morir a nuestro propio yo para que Dios viva y actúe en nosotros porque lastimosamente el mundo nos bombardéa cada vez más dándole fama y triunfos a personas que con acciones llenas de maldad, frías e inescrupulosas han logrado obtener todo lo que tienen.
Personas que no creen en Dios ni en nada, que tienen un comportamiento inhumano, ladrón y traidor, con el que sin importarles nada se llevan por delante o arrazan con todo lo que se les ponga fácil para ambiciosamente surgir a como sea.
Ahora abunda esta clase de personas calculadoras, manipuladoras, metidas y confianzudas, que fingen amistad y se acercan sólo a un buen árbol ó a quien más les conviene, para saber todo sobre la vida de esa persona y quienes la rodean porque quieren subir como la espuma, y tenerlo todo en corto tiempo, sin esforzarce mucho, a costillas de otros, aprovechándose de las deudas, necesidades y enfermedades que estas personas tienen, buscando la manera de mantenerlas vigiladas para enterarse de toda su vida, por ver en que momento flaquean o se debilitan y ser ellas las primeras en enterarse y aprovecharse, ofreciéndoles miseros negocios en beneficio propio porque sólo andan viendo a quién le roban y buscando hacer fortuna a costilla de la caída o la desgracia de otros que si han trabajado y luchado toda su vida para tener lo que tienen.
Este es el panorama que otras personas nos han contado que vieron pasar a otros, que personalmente hemos visto pasar a mucha gente, o actualmente vemos de contínuo vivir a otros hoy día, del que debemos cuidarnos, para no ser víctimas también; por eso tenemos que ser muy cuidadosos y ver muy bien a quien permitimos estar cerca de nosotros ó entrar a nuestra casa, nuestra familia ó nuestra vida porque hay personas a las que no se les puede dar confianza, ni dar la mano porque se cogen el codo y todo lo que pueden.
Muchas personas por buenas y querer ayudar a los demás, le han abierto la puerta a personas malas, llenas de ambición y corrupción, que fingen ser como ángeles; pero sólo han venido a ver que agarran y aprovecharse de ellas, enredarlas y ver como las dejan sin nada.
Es por esto que debemos ser esquivos y precavidos, siendo buenos; pero no tontos, ...mansos; pero no mensos y tener con Dios Ojo de Águila, tanto en tiempos buenos como en tiempos malos o en todo tiempo, para discernir que personas se nos quieren acercar para averigüar todo lo que sucede en nuestra vida para su propio beneficio porque aman fingir ayudarnos en tiempos malos; pero lo hacen por mero interés por ver en que momento nos caemos y hacer leña del árbol caído.
Si queremos vivir felices y en paz es mejor mantenerse al margen de estas personas, alejarse de ellas y no poner atención a las maldades que hacen porque sólo andan como lobos rapaces buscando a quien devorar y nosotros lo único que podemos hacer es orar para que Dios le de sabiduría a las buenas personas que con tanto esfuerzo y trabajo de muchos años han logrado tener su patrimonio, para que sepan discernir a estas personas y a partarse de ellas antes de que las dejen sin nada.
Debemos concentrarnos en poner nuestra mira o nuestta atención en Dios y no en el mundo.
Concentrarnos en cuidar lo nuestro y no agobiarnos por el descuido de los demás porque es imposible que tengamos control sobre todas las cosas.
Debemoa orar por todos, para que Dios tome control de todas las cosas y proteja a todas las personas buenas del mal; pero no estresarnos ni amargarnos por sólo estar viendo o murmurando al ver el mal que unos les hacen a otros porque cada quien es responsable de sus actos, de cuidar su patrimonio, de orar a Dios por protección y sabiduría para cuidar y administrar lo suyo.
Recordemos que no todo lo que brilla es oro, ni es digno de ser admirado, y que no debemos martirizarnos por tener lo que otros tienen, ni envidiar ni desear lo que otros han logrado tener, y menos si lo han obtenido a base de trampas y engaños, y mucho menos buscar copiar sus sucias tácticas porque es mejor tener poco; pero honradamente que mucho a costilla de la caída y el sufrimiento de otros.
Concentrémonos en vivir nuestra vida dándole siempre gracias a Dios por lo mucho o poco que tenemos, buscando ser mejores al competir con nosotros mismos, para que tengamos contentamiento, y dejemos de andar todos estresados por andar compitiendo y comparándonos con otros, sólo vineando o viendo lo que tienen o hacen los demás porque quienes hacen esto último, sólo se pasan frustrados, amargados, inconformes, intranquilos y sin paz, por querer siempre tener el dinero, poder, propiedades, fama y éxito que otros tienen.