miércoles, 10 de febrero de 2021

El mundo induce a gastar y a esclavisarse; Dios a ahorrar y liberarse

Por Cira Arroyo Fuentes, 10/02/2021, 1:17 PM

     A gastar, gastar, y gastar; aunque no tengamos dinero y pidamos prestado, a esto nos induce el mundo porque no le importa que estemos siempre estresados por tantas deudas, ni que nos enfermemos porque también es negocio para el mundo (Doctores, hospitales, clínicas, farmacias, gimnacios, bancos, tiendas, supermercados, etc.)

El mundo materialista nos tiene agobiados con anuncios publicitarios mediante todos los medios de comunicación habidos y por haber.

En La Internet:  En YouTube, los asesores de moda, belleza, tecnología, etc, ó o influencers, nos saturan de anuncios publicitarios hasta que marean, con grandes diseñadores de moda que nos mantienen bombardeados para que compremos sus creaciones a precios exhorbitantes, en los que se paga no por el producto en sí, sino por la famosa marca que es.

Nos motivan disque a estar a la moda, a comprar y comprar más y más ropa, accesorios, y cuánto "chunche" habido y por haber crean o existe, volviéndole la espalda al problema del calentamiento global. No paran hasta el cansancio de Fabricar más ropa y cosas cada vez; aunque la tierra está que ya no aguanta más porque en lugar de motivar a reciclar y rehusar lo que ya la gente tiene, los inducen a renovar, gastar y botar a la basura lo que tienen.

Ahora con el sólo hecho de salir de casa se gasta porque hasta pareciera que nos quieren obligar a comprar y ya ni en nuestro hogar podemos estar tranquilos porque hasta aquí nos llega la tentadora publicidad y los vendedores, a quienes si les decimos que no tenemos dinero, de inmediato nos responden que nos venden a crédito.

No podemos ni hablarle amistosamente a nadie porque nos salen vendiendo algo,  buscando trabajo, o un lugar para vivir.

Casi nadie se relaciona con nosotros por cariño; sino por negocio nada más, "y después si te vi ni me acuerdo".

En fin, casi todas las personas quieren resolver lo suyo a costilla de los demás, sin importarles que se endeuden por comprarles o ayudarles a ellas.

Mucho se habla del calentamiento global, de que hay que cuidar a la naturaleza, de que debemos tener una vida más simple para no dañarla, de que debemos de cuidarnos por La Covid-19, de que ahorremos, que comamos saludable, etc; pero todo es una hipócrita pantomima porque todo en el mundo induce a lo contrario: a gastarse todo hasta endeudarse, a tomar licor, comer comida chatarra, a comprar más y más ropa y cosas innecesarias, a viajar, a construir mansiones, etc. 

En otras palabras, el mundo por un lado nos dice una cosa y por el otro otra, entonces, a quién debemos escuchar y obedecer:

¿Al mundo ó a Dios?

Lo cierto es que tenemos que despertar porque el mundo con su materialismo,  falsedad y falsas pasiones nos enreda,  esclaviza, nos llena de estrés; pero Dios con su verdad nos libra de enredarnos en deudas y falsas pasiones, nos induce a llevar una vida simple, sana, a comer saludable, a crear lo nuestro, a no endeudarnos, a ahorrar, reciclar, y vivir en paz; y nos desenreda o libera cuando oramos y buscamos de nuevo hacer su voluntad.

Recordemos que nosotros somos quienes decidimos y tenemos la última palabra porque Dios nos creó para ser libres, no esclavos del mundo ó de nada ni de nadie.




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