Por © Cira Arroyo Fuentes, 7/31/2023, 10:24 a.m.
Un hombre así tan ocupado, debe pensar muy bien antes de pedirle amistad a una mujer, por más que sienta sea curiosidad o alguna atracción hacia ella por cualquier motivo que tenga, sea que le guste o que sólo la quiera para hacer negocio con ella porque la investiga tanto; pero tan superficialmente, que apenas le encuentra un defecto virtual sea físico o en lo que hace, se despista de ella y empieza a evitarla o alejarse, sin siquiera haberse dado la oportunidad de tratarla ni interactuar con ella más a fondo de verdad, ni virtual ni personalmente porque no quiere que ella interfiera o le quite tiempo para sus planes, so con su trato tan cortante, lejano y desinteresado hacia ella, sólo busca la forma de que ella se de cuenta que sólo se interesó para hacer negocio con ella; pero para nada más.
Si ese hombre ve que esa mujer no le sirve para sus propósitos, y ve que ella busca un acercamiento para conocerle más, él empieza a ser cortante para que ella se aleje porque ella como mujer no le interesa.
Una mujer sabe que cuando un hombre totalmente extraño le pide amistad a distancia y que al principio se muestra interesado y a ella le atrae también, lo más seguro es que quiere conocerla; pero también él debe de saber que si ella acepta su amistad es porque quiere conocerlo a él también porque el conocimiento debe de ser mutuo y no sólo de parte de la mujer; por eso los dos, desde un principio, deben estar abiertos a usar todos los recursos a distancia disponibles para conocerce; pero si no es así, porque el hombre no participa ni muestra interés en conocer a la mujer de verdad y buscar también que ella le conozca, algo anda mal y lo único que está haciendo el hombre que no se abre pronto para ser conocido y que sean conocidas sus verdaderas intenciones de acercamiento también, es hacerle perder el tiempo a la mujer, que siempre se encuentra como en un limbo lleno de misterio, en espera y sin saber nunca que es lo que realmente quiere ese hombre de ella mientras pasa el tiempo.
En conclusión, cuando un hombre y una mujer establecen una relación a distancia, que en el principio lógicamente es de amistad, deben ambos de dar la cara para irse conociendo equitativamente utilizando todos los recursos posibles que en una relación a distancia por La Internet existen y según se va dando esa relación pueden pasar a más, según lo que ambos vayan sintiendo paulatinamente con el pasar del tiempo; pero si esto no sucede así, y la mujer aporta más para ser conocida y le pide al hombre que se deje conocer y él no quiere, lo que sucede es que la mujer se ilusiona con migajas; pero no conoce al hombre de verdad y el hombre si la conoce a ella o cree conocerla por todo el esfuerzo que ella hace para que él la conozca; pero en el fondo, tampoco puede estar seguro de lo que ella siente, hasta tanto él no se deje conocer totalmente.
Lo único cierto es que este conocimiento disparejo en donde la mujer es transparente y se deja conocer; pero el hombre no, lo que causa es una relación enfermiza de pérdida de tiempo y si se llegase, por casualidad, el momento en que al hombre le naciera de verdad el interés de conocer a la mujer y decidiera permitirle que le conozca, sería como un nuevo comienzo porque esa mujer está platónicamente ilusionada con migajas por medio de fotos; pero no conoce aún ni la voz de ese hombre, ni lo ha visto ni conversado ni interactuado con él cara a cara aunque sea por vídeo llamada para saber si realmente le gusta y si ese momento no llega nunca, ninguno de los dos se llega a dar cuenta de verdad de lo que cada uno sintió y de lo único que se percatan, es que el tiempo ha pasado y aún no se conocen, ni se van a conocer si el hombre no quiere y pueda darse el caso que después él tenga interés; pero la mujer ya no porque se cansó de esperar y que acepte un recomienzo sólo para darse cuenta al fin si ese hombre le gusta o no al oír su voz , verlo e interactuar con él; pero si no le gusta, habrá perdido gran parte de su tiempo y de su vida.
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