viernes, 18 de octubre de 2024

 Vivir sólo del pasado daña al mundo


© Cira Arroyo  Fuentes


     Es cierto que tenemos que valorar los tesoros que nos fueron dados por nuestros antepasados, todas esas personas que encontraron el camino para desarrollar sus dones y  lograron alcanzar sus sueños, pero ya ellos tuvieron su tiempo y lo vivieron.  Hoy nos toca dar nuestro aporte con obras nuevas porque ahora los que tenemos que vivir y desarrollar cada uno nuestros dones en nuestro intelecto al máximo somos nosotros.  


     No podemos dejarnos llevar por personas ambiciosas que lo único que quieren es acapararlo todo viviendo de los frutos del pasado.  Que no hacen nada por ellos mismos para extraer sus propios dones y ponerlos a trabajar y recibir dinero pero del producto de su propio trabajo, no seguir enriqueciéndose fácilmente a costilla de los que ya no están físicamente.  Los idolatran con bombardeos de publicidad, quieren mantener vivo su recuerdo en todas las generaciones, pero su único objetivo es  sacarles dinero a las personas, desgraciadamente la mayoría de las veces esos dineros provienen de personas de condición humilde, que hasta les falta el dinero en sus hogares para vivir cómodamente. 


     El dinero debe de circular para todos, porque todos tenemos que surgir.  No debemos de dar nuestro aporte para la creación de monopolios económicos porque no es justo y además puede ser sumamente peligroso para el bien de la humanidad, especialmente si el dinero y el poder se encuentran en personas de mal corazón que lo único que buscan es destruir al mundo. 


     También tenemos que recordar que fueron muchos los que lucharon y murieron por el bienestar de nosotros, todos pusieron su granito de arena ya fuera con aportes grandes o  pequeños, recordar que los más humildes que trabajaron tanto ni siquiera los mencionan porque ellos no sonaban tambores cada vez que hacían algo por los demás para que todo el mundo se enterara, por el contrario trataban de hacer lo que Dios quería que todos hagamos, que lo que hace la mano izquierda no lo sepa la derecha.  Pero en el mundo actual abundan las personas que les fascina tocar los tambores en los medios masivos para que todo el mundo se entere y quedar ellos como los buenos, los caritativos, pero ante los ojos de Dios no son escuchados porque no cumplen con su mandato de hacer las cosas calladamente. 


      A los ambiciosos al dinero y al poder les fascina tocar tambores para aumentar su economía cada vez más, para mantenerse frescos en las mentes de todos porque tienen temor de que se les acabe la minita de oro ( dinero) que han encontrado en tantas personas humildes que ciegamente no lo piensan dos veces para regalarles el dinero que con tanto sudor se ganan todos los días.


     Muchos de esos "famosos" lo fueron porque siguieron caminos indebidos y compraron su fama, o bien robaron y explotaron los dones de otros, a la vez que borraron a todos los que les ayudaron a surgir para ser ellos los únicos en disfrutar todo fruto monetario.  Las personas humildes deben de despertar y dejar de seguir el juego en que los ponen a jugar y dejar de bailar el baile que los quieren hacer bailar ya que todo no es nada más que publicidad bien planeada con el objetivo de sacarles el poco dinero que tienen.  


     Los medios de comunicación están siendo monopolizados por unos cuántos que están poniendo al mundo de cabeza.  Hay mucha drogadicción y mucho liberalismo a raíz del mal manejo de los medios masivos en los que no todas las personas dan buen ejemplo a la humanidad y hay muchos seres llenos de ambición cuyo objetivo es sacarle el dinero a la humanidad como sea. 

                                                                                                                                                   

El dinero no hace la felicidad.  La verdadera felicidad se encuentra en lo simple, en la libertad, y la encuentran sólo aquellos que surgen lealmente y que saben compartir ayudando a los demás, estas personas conservan por siempre su humildad en el alma y logran ser completamente felices, porque son  los que dan su vida por los demás, que Dios los premia por haber realizado un producto que ayuda a la humanidad, que con amor lo han creado, producto que procede del semillero creado en la familia, en el amor de padres hacia hijos o viceversa, que han querido darse lo mejor y que después se dan cuenta que pueden traspasar fronteras realizándolo para el bien común del mundo porque son hechos con mucho amor. 


     Sólo aquel que logra arrancarse la venda de los ojos, logra encontrar poco a poco sus propios valores para darlos a conocer.  Aquel que hace un alto en el camino y medita en el tiempo que ha desperdiciado y se hace la firme proposición de buscar el tesoro escondido dentro de su propio yo para su bienestar y el de todos.

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