Por Cira Arroyo Fuentes 14/03/2019
Si queremos ver verdaderos cambios en nuestra vida tenemos y debemos empezar por cambiar nosotros, por dar lo mejor, y si queremos ser más y que nos den más, empezar por ser, dar y darnos más a los demás.
En otras palabras debemos ser y hacer lo que deseamos recibir.
Si queremos que Dios nos sane busquemos sanidad para los demás y por contraparte recibiremos nuestra sanidad.
Si queremos que los demás oren por nosotros empezemos a orar nosotros por otros, y no nos sintamos menos que nadie al orar porque es Cristo quien va a hacer todo.
El mundo o el exterior es como un espejo que nos refleja lo que hacemos y damos.
Podemos pasarnos toda nuestra vida queriendo que los demás nos suban en un pedestal, pero hasta que nosotros no subamos a los demás primero y los respetemos, amemos y les demos la importancia que todos se merecen en igualdad, no veremos un trato recíproco de parte de los demás para con nosotros.
Así que si queremos ser grandes debemos empezar por ser los más humildes.
Si queremos que nos sirvan, sirvamos primero.
Nadie cosecha si no siembra y se entrega primero.
Quien quiera aconsejar, enseñar y amar que con humildad abra la puerta y se deje amar por Dios para que reciba sus sabios consejos primero.
Si queremos que nuestros seres queridos nos perdonen, nos llamen y nos busquen hagámoslo primero.