Lo hacen porque ella con la autoridad que Dios le ha dado como madre, no les permite que se subleven sobre ella ni le falten el respeto; por eso algunos hijos por su rebeldía le cogen odio, rencor, o desamor y falta de perdón que tienen hacia ella por no querer aceptar que les discipline, lo que les llena de un enfermizo orgullo, y nunca le dan su lugar.
Y ni por más que ella se esmere, algunos hijos nunca la aceptan tal como es, y se pasan toda la vida buscando madres para sustituirla, y de esto se aprovechan muchas, que quieren ganarse hijos que no son suyos, aunque para conseguirlo tengan que hablar mal de la verdadera madre que ni siquiera conocen.
Luego los hijos al sentirsen solos, se refugian en madres postizas o se hacen de amistades, que si no saben escogerlas les echan a perder, al inmiscuirles en vicios y malas costumbres.
Algunos hijos para los que siempre cuando pequeños o en la adolescencia su madre siempre fue para ellos una mala madre, sólo la valoran cuando ya han crecido y ven que pueden salir adelante y vivir con independencia gracias a sus enseñanzas.
Es por esto que todos los hijos deben siempre valorar y comprender a la madre cuando está viva, y si los hijos tienen que ser humildes y arrepentirse de algo y pedirle perdón, que lo hagan mientras esté viva, para que no se pongan con sentimentalismos ni arrepentimientos después cuando ya no la tengan que ya es muy tarde.
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