Autora © Cira Arroyo Fuentes, 8/3/2024, 10:28 am
Una mujer de valor se concentra en ella, se ama, busca crecer por sí misma, ser independiente con Dios y busca como prioridad su compañía que es su refugio seguro y feliz.
Una mujer de valor sabe que Dios la protege y que aunque por su humanidad sea débil por sí misma, con Dios es fuerte y Él no la va a dejar llegar a vivir más allá de lo que ella pueda soportar.
Sabe que sólo debe esperar lo que ella misma con la ayuda de Dios se puede dar y no esperar nada de ningún hombre ni de nadie más.
La mujer de valor se da prioridad, se atiende primero y conoce muy bien el roll que como mujer debe de tener primero ante Dios, quien es su principal dador, que es quien la guía en su roll como mujer ante la sociedad.
Es una mujer que cuando se quiere dar la oportunidad de buscar una pareja como compañera de vida para formar un hogar en pareja, lógicamente si le da pistas a un hombre para que sepa que él le gusta; pero no anda detrás de él porque sabe que ante Dios, es él quien tiene que buscarla y no ella a él porque es una mujer que ya despertó con Dios y sabe que un hombre de verdad o un hombre de Dios, o un verdadero caballero, no espera a que una mujer tome la iniciativa, sino que él, como hombre o varón de Dios, es quien debe de tomarla y buscarla.
El problema hoy día es que muchos hombres se han mundanizado e idolatrado, tornándose sumamente materialistas y ensimismados, dándose tantos alardes de importancia, de sólo buscar procurar primero crecer en sus propósitos personales, que han cambiado los roles, o más definidamente su rol de comportamiento como hombre, así como su responsabilidad y ahora se muestra estático, orgulloso, inmovible, frío, duro, descorazonado y no quiere mover ni un dedo, ni esforzarce para conseguir el amor de una mujer y lo que pretende es que sea la mujer la que lo busque, se pelee por él y la que lo corteje, la que sobradamente y sin autoestima ninguna lo visite y la que se le entregue, se le regale y esfuerce para mantenerse él firme en su pedestal, sin dar el brazo a torcer y sin tener que bajarse de su cómoda y entronada posición para hacer con humildad lo que Dios manda, que es ser él El Varón de Dios o el macho valiente que escoge y busca a su mujer como compañera de vida.
Esta posición tan cómoda por la que ha optado el hombre de hoy lo que ha causado es que por no tomar él la iniciativa de con hombría, varonilidad, valentía, esfuerzo y compromiso ser él quien escoja con sabiduría de Dios a una mujer como compañera de vida, conformistamente ha aceptado creyéndose muy apetecido, tener relaciones con todas las mujeres que sobradamente le buscan, se le someten y se le entregan a la libre, que le visitan, se pelean por él, y él ya no tiene necesidades sexuales porque las tiene de gratis con amigovias o con mujeres con las que se junta a la libre por resolver, sin compromiso ninguno, con las que dura el tiempo que se le antoja y cambia de relación como cambiar de vestido; pero él no se enamora ni valora a ninguna y las ve como sobradas a usar nada más.
Se rodea de mujeres que son dependientes, que no pueden vivir solas, que no se autoestiman, que no consiguen ser felices ni hacer nada por sí mismas, sin carácter, sobradas, rogonas, busconas, libertinas urgidas por sexo o que las mantengan, que aceptan como desesperadas el vivir juntadas o siendo novias con derecho a la libre, sin compromisos, sin rumbo fijo ni puerto seguro, con un hombre, con tal de tenerlo al lado aunque sea temporalmente porque es una mujer que sabe que al tener una relación a la libre con él una de dos, o lo puede pescar con hijos, o no; pero no les importa porque lo que quieren es resolver de momento su situación nada más y saben que en cualquier momento ese hombre la puede dejar porque es un hombre soltero.
Una mujer independiente con El Carácter de Dios, que se valora, no es sobro ni acepta migajas de ningún hombre ni de nadie y si se topa con un hombre así, sin carácter, inseguro, sin rumbo seguro, que sólo la quiere enamorar y utilizar a libre como si fuera un objeto, por más que le guste, mejor se aparta y no acepta jamás acceder a tener una relación con él, ni guarda ninguna esperanza, ni quiere vivir ni soñar con un hombre así, ni buscar amar, ni creer, ni cuidar, ni querer entregarse ni dedicarse a él porque si él no se ha esforzado por ella no se lo merece, ni merece su tiempo ni su vida que son tan valiosos para ella, que sólo se lo merece un hombre que realmente la ame y estime como Dios, y como se estima ella a sí misma, o sea, un hombre que se esfuerce y si de la vida por ella.
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