jueves, 13 de julio de 2023

El tiempo dado a Dios es ganancia; pero el dado a cosas, personas y vivencias sin rumbo o vacías es pérdida

Por © Cira Arroyo Fuentes, 13/7/2023, 11:05 am  

     Recordemos siempre que El tiempo que dedicamos a Dios nos es de ganancia y bendición; pero el tiempo que dedicamos ciegamente a cosas vanas y personas sin intenciones claras nos es de pérdida y desilusión. 

El tiempo que invertimos en la búsqueda de algo o de alguien a quien ya conocemos personalmente y que Dios nos da pistas de que es una buena persona es muy distinto al que  sorpresivamente invertimos en alguien en La Internet, que nos pide amistad porque navegando en los perfiles de las redes sociales, nuestro perfil les llamo la atención o porque sólo está en búsqueda de amistad; pero no de pareja porque aún no está en el momento propicio para hacerlo y si no tenemos la sabiduría de Dios para invertir bien nuestro tiempo en darnos cuenta desde un principio cuales son las intenciones de esta persona, o de si sólo quiere nuestra amistad o algo más, si dejamos pasar mucho tiempo, nos será tiempo perdido con personas que sólo vienen a distraernos, a robarnos nuestra paz, nuestra salud y nuestro tiempo nada más porque son personas que sólo andan vacilando al azar a personas en perfiles por divertirse y pasar el tiempo; pero jamás quieren nada serio.

En tiempos pasados, cuando no había La Internet, ni se andaba mucho en auto ni en avión, ni había tanta diversión, las personas que buscaban una relación de vida en pareja con alguien no tenían mucho que escoger, por lo general tenían noviazgos presenciales con personas cercanas o conocidas, muchas de ellas mayormente familiares, con las que se veían al principio dos días por semana el sábado y domingo, al avanzar la relación se veían también los jueves, después sumaban el martes, al final conforme aumentaba su confianza, apego y amor se veían casi todos los días, hasta que ya no aguantaban más estar separados y se casaban, después de estarse conociendo durante un tiempo propicio de unos cuantos años: máximo 2 o 3, y no perdían mucho el tiempo porque se casaban rápido, formaban una nueva familia y tenían hijos. 

Contrariamente, en el mundo moderno de hoy, donde La Internet ha venido a acortar el tiempo  y la distancia para ver y conocer personas nuevas, en donde nuestro mundo gira más al frente de la pantalla de la computadora o del teléfono, que al frente de la vida real, las personas ya ni se detienen a ver a las personas cercanas ni conocidas porque en las redes sociales tienen muchísimas personas a escoger como posible pareja, a las que pueden ver a través de la pantalla y ver esporádicamente en persona o presencialmente sea viajando en auto o en avión.

El problema que se está dando, es que como las personas desde un principio mantienen constante relación cibernética, rápido caen en relaciones a distancia en las que al primer defecto o desavenencia que tienen se les desvanece la confianza, el amor y rápido pasan a buscar de nuevo en el catálogo de perfiles que tienen en las redes sociales de La Internet, a otra persona con la que si puedan tener una relación de maravilla y así sucesivanente van viviendo una vida que no pasa de ser cibernética, conociendo superficialmente a una y otra persona, sin siquiera pasar a dar el paso de conocerlas personalmente y así se les pasa el tiempo llevando esa vida, sin llegar a una estabilidad con ninguna persona para terminar conociéndola al fin en la vida real.

En muchas ocasiones la curiosidad es la que hace que una persona entre a ver perfiles y si les llama mucho la atención de un perfil, empiece a analizar y conocer a esa persona, primero mediante lo que postea públicamente en la red, sean fotos o mensajes, y si le atrae tanto la persona termina por pedirle amistad para saber más aún de ella, empieza a enviarle mensajes privados por messenger para llamar su atención; pero apenas siente que esa persona se está enganchando con ella sentimentalmente o viceversa, decide volar, hacer ghosting y hasta allí llega todo.

Estas personas curiosas que sólo piden amistad por pasar el tiempo nada más; pero que no quieren establecer una relación seria con nadie, sólo le hacen perder el tiempo a otras personas que si las toman en serio, se enganchan y hasta se ilusionan o enamoran de verdad y que tienen que pasar el proceso de olvidar a esa persona que irresponsablemente sólo vino a su vida por curiosidad a pedirle amistad, sin intenciones serias de nada porque jamás va a dejar por nada ni por nadie la vida que lleva en ese momento.  

Montones de personas conocidas y desconocidas nos piden amistad para poder tener acceso enteramente a nuestro perfil, nuestras fotos y publicaciones que son parte de nuestra vida, sea por curiosidad o porque nos estiman o porque con nuestras publicaciones se nutren o le aportamos conocimiento o algo interesante para su vida.

Quienes mantenemos presencia activa en La Internet y las redes sociales con el propósito de ser con Dios luz en medio de la oscuridad para muchas personas, nos sentimos contentos y realizados al poder poner o sembrar nuestro granito de arena con Dios, sus consejos, su palabra y las inspiraciones que su Espíritu Santo nos da frecuentemente para compartir; pero llevar esta vida, si estamos solos y sin tener aún una pareja, no nos hace ilesos de mantener la ilusión de que en algún momento podamos toparnos con una persona que nos mueva el piso y queramos por curiosidad conocer también.

Lo único cierto, es que a nuestro propósito de vida no le podemos poner freno, ni parar del todo de continuar llevándolo a cabo o dándole vida, sólo por desaparecer de la vida de personas que sólo han venido a nuestra vida para pasar el tiempo, divertirse, burlarse o hacernos daño.

La obra de Dios tiene que continuar y nuestra responsabilidad única e individual ante Él es seguir siendo su instrumento, fluir con Él y servirle hasta el último momento de nuestra vida.



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