Las vivencias personales que cada individuo tiene son distintas a las que tienen todos los demás y lo que hace que una persona tenga la inteligencia para llevarse bien con todos es la capacidad que adquiere con la ayuda de Dios de encontrar un punto de equilibrio e igualdad con otros en los que mantenga sus pies muy bien puestos sobre la tierra respetando y dándose a respetar, no sintiéndose ni más ni menos que nadie, sino viendo a todos como a un igual con derechos y deberes individuales y sociales, no buscando manipular ni ser manipulado, en el que pueda llevarse bien con todos, aceptanto tanto las virtudes como los defectos de los otros, sin imponer nada por la fuerza, ni permitir que se lo impongan, aceptando la libertad que cada uno tiene de elegir lo que quiere, reconociendo y aceptando en viceversa su libertad, sus virtudes y sus defectos también.
Nadie se siente bien estando con personas con las que a todo lo que dice, hace y elige le expresan críticas constantes, y peor aún, si con descuido hacen esto delante de otras personas o de todos.
Nadie se siente bien cuando no es comprendido su sentir y sus vivencias personales.
Cuando sus miedos y temores son ridiculizados por otros, en lugar de ponersen en tu lugar para comprender lo que sientes.
La capacidad, sabiduría o corazón que otra persona tenga para entender lo que sientes es lo que hace que te trate con cuidado y consideración como a sí misma, y lo mismo aplica en viceversa para ti.
Muchas personas retan a otras ó se burlan de ellas porque no pueden comprender la particularidad de ellas y quieren que todos hagan y actúen como ellas; pero esto jamás puede ser así.
Debemos ser comprensivos y respetar el mundo individual y las vivencias de los demás y hacer que respeten nuestro mundo y nuestras vivencias también.
Recordemos que nuestra particularidad y libertad sea que hayamos elegido vivirla con Dios o sin Él, empieza y termina en nosotros, y que jamás podemos imponerla por la fuerza en otros, ni permitir que los demás nos las impongan por la fuerza tampoco, sino que cada uno en su mundo particular recibe un llamado de Dios para que en libre albedrío escoja si seguirlo o no y que hacer con su vida.
Recordemos también que por la fuerza ni los caballos entienden porque se ponen más rebeldes aún; y lo mismo sucede con las personas; pero con y por amor, y con paciencia se pueden lograr maravillas y milagros.
Y es por amor que Dios nos quiere a su lado, eligiendo seguirlo en libre albedrío y no por la fuerza.
También hay que tener mucho cuidado de a quien seguimos, ...si es a DIOS ó seguimos a personas o congregaciones que se creen perfectas, en las que cada una jala para su saco porque también se creen únicas y perfectas como si fueran dioses.
Ninguna persona ni ninguna congregación puede obligarte a pertenecer a ella ni hacerte creer que sólo con ellos puedes encontrar la verdad o alcanzar la perfección en Dios porque es Cristo quien te dirige a la verdad y a lo perfecto y quien te perfecciona, y no ninguna persona ni ninguna denominación en particular.
Estoy cansada de las personas, denominaciones o congregaciones que sólo quieren que las sigan a ellas y que quieren hacerte y hacer a todos a su manera porque si no vas o asistes a su iglesia o su congregación, ni te suman ni te restan y te apartan.
Se les olvida que al único que debemos de seguir es a Jesucristo y su verdad que es Él Único Dios Vivo o Única Simiente de Dios Viva, que vive por y para siempre.
Recordemos que sólo hay un Dios Único y Perfecto que es Padre, Hijo y Espíritu Santo que es el único que conduce a los pecadores imperfectos a la perfección mediante Cristo y que este poder le es dado por Dios sólo a Él y no a personas, denominaciones o congregaciones.
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