"Las prisas en las celebraciones importantes del año brillan por su presencia; pero nuestra reacción ante ellas o el manejo que les damos para convertirlas en momentos de crecimiento y aprendizaje bella y exitosamente inmemorables independientemente de las cosas que sucedan en el exterior depende de nosotros".
Por © Cira Arroyo Fuentes, 24/11/2023, 9:56 am
Cada vez que se acerca una fecha importante en el año nos sentimos apresurados y estresados porque la queremos celebrar al máximo y pretendemos que todo ese día nos salga perfecto, estar rodeados de familiares, amistades, ... en fin, de nuestros seres más queridos; pero sabemos siempre que se nos pueden presentar contratiempos inesperados, sea por cosas o hechos que sucedan tanto en nuestro exterior como en nuestro interior.
Como tenemos todo un mundo de ilusión dentro que nos motiva a movernos para hacer que las cosas sucedan y las hacemos casi sin pensar, imaginamos que tenemos todo bajo control y que los hechos van a suceder tal como los ordenamos en nuestro pensamiento, como si tuviéramos una varita mágica para hacer que los acontecimientos se den justo en en el momento, en el orden, tal como queremos o pensamos y moverlos como si fueran piezas de un rompecabezas que estamos armando para que sucedan justo a nuestro gusto; pero cuando no pasan como teníamos planeado, nos arriesgamos a sentimos frustrados, que es lo que quiere el malucho; pero jamás debemos darle gusto.
Justo así ha sido mi caso en esta ocasión de Celebración de Thanksgiving Day o Día de Acción de Gracias, que por fe y por sentirme bien me animé a hacer; pero ezta vez no quise invitar a nadie hasta que todo estuviera listo.
El asunto es que como todo depende de mí y de mi salud no quise invitar con anticipación a nadie debido a que este día todo me lo invento y preparo yo, o sea todo depende de mi (la limpieza y el orden de mi casa, la decoración y cada platillo planeado para la celebración de la cena lo preparo yo y no me gusta quedar mal, sino que todo esté listo; pero el imprevisto que me surgió de sentirme mal después de ducharme no lo tenía planeado, me desmotivó y causó que no invitara a nadie y decidiera cenar sola; pero llegado el momento de cenar fue cuando me sentí super mal porque era la primera vez que estaba pasando un Thanksgiving sola; pero como siempre, Dios vino a mi rescate e hizo de este momento un tiempo especial para mí con su compañía y darme una lección más de vida aprendiendo a disfrutar este día en soledad y sacar el mayor provecho de él.
Lo cierto es que para obtener resultados positivos en todo, tenemos que luchar y trabajar mucho para conseguir todo en la vida y si no lo conseguimos con dinero, no nos queda más remedio que hacerlo por nosotros mismos.
El secreto para que seamos felices, sí o sí, para que nos quede todo perfecto o no, está en nuestra actitud, activa y positiva siempre, buscando hacer y dar siempre con empeño y alegría lo mejor de nosotros; pero desapegadamente de los resultados porque la escencia de la felicidad y de sentirnos útiles está en el proceso del tiempo que invertimos y que pasamos con nuestra mente bien ocupada, poniendo todo de nosotros y de nuestro corazón al hacerlo en proyectos positivos y no en el resultado, que sólo ocupa un instante después de haber durado horas, días, meses y hasta años trabajando por lograr algo que llegado el momento de ver su fruto pasa demasiado rápido; por eso enfocarnos en el proceso es lo más importante en todo lo que emprendemos en la vida.