Todos pasamos por momentos y problemas difíciles en la vida, que nos suceden de sorpresa, en el momento y lugar que menos esperamos e imaginamos, y rodeados de quienes menos pensamos, en donde la vida nos pone a prueba o nos mueve el piso porque sentimos que el mundo se nos viene encima y que no vamos a poder seguir; pero de nosotros depende que aprendamos a enfrentarlos y resolverlos a la manera de Dios y no a la manera del mundo.
En estos momentos es cuando nos urge armarnos de paciencia y refugiarnos en Dios para saber escoger hacer lo que es correcto y no cometer por impaciencia, orgullo o ambición, locuras de las que después nos tenemos que arrepentir, que no sólo dañan nuestro cuerpo, sino nuestra espiritualidad y nuestro bolsillo también.
Cuando estas cosas nos suceden en el momento en que pensamos que es más inoportuno, nos sentimos frustrados porque ya nos habíamos trazado o propuesto metas a corto plazo para cumplir y debido a esto no las podemos realizar.
Y tenemos, por el contrario, que hacer un alto forzado en el camino, en el que primero debemos de gastar en resolver lo primordial que es nuestra salud y tendemos a sentir estrés y frustración por tener que coger dinero y recursos que teníamos dispuestos para otros proyectos, en sanar lo más pronto posible a nuestro cuerpo que es lo principal y que por nuestro propio bien no lo podemos postergar.
Siempre debemos de recordar, que primero estamos nosotros y después cualquier otro proyecto o meta que tengamos porque resolver nuestra salud en fresquito, antes de que los problemas en nuestro cuerpo sean mayores es lo mejor.
Observar y escuchar a nuestro cuerpo es una tarea constante y más aún cuando recién se ha tenido un accidente porque si sentimos dolor, por algo es, y si el doctor nos receta una medicina, dieta, ejercicios y descanso, debemos obedecerle por nuestro bien.
Es por estas situaciones difíciles o accidentes inesperados que siempre debemos estar alertas o despiertos,8 para saber administrar bien nuestro dinero y no caer en las garras de comerciantes que nos venden productos que son mero lujo o que son dañinos porque si nuestra meta es ahorrar siempre, debemos de gastar con sabiduría en lo que realmente necesitamos y no botar nuestro dinero en conciertos, eventos innecesarios, viajes, caprichos, vanidades, vicios y comida chatarra, en fin, boberías sin sentido, que nos dejan sin dinero para estar preparados económicamente a resolver urgencias que se nos presenten.
También, es en estos momentos, cuando nos damos cuenta quienes son nuestros verdaderos y fieles familiares y amigos porque están con nosotros cuando más los necesitamos y en los momentos que no tenemos a nadie, no nos queda más remedio que hacernos nos locos, pensar primero en nosotros y que todo lo demás, el trabajo, los quehaceres, etc, se queden para después, de todas maneras los quehaceres y la casa sucia son sumamente fieles porque siempre nos esperan hasta que los podamos hacer :) .
Lo único que les digo es que de nosotros depende nuestra pronta recuperación o sanación porque hay accidentes que pueden no ser tan grandes; pero si no nos cuidamos y le damos a nuestro cuerpo el reposo que necesita para sanarse, por quedarle bien al mundo exterior o a quien nos visite, las cosas se pueden complicar, por eso debemos de poner atención a las señales que nos envía nuestro cuerpo para que descansemos y que no nos importe lo que piense la gente.
Por lo pronto, cuando reposamos, lo único que nos debe importar somos nosotros y nos queda de consuelo el respirar el aire fresco de los días ventosos que se cola por las puertas y ventanas, escuchar el sonido de los árboles al ser movidos por el viento y apreciar el amanecer y atardecer precioso con las variadas posturas del sol que se pueden apreciar mediante las puertas y ventanas, que son los ojos de nuestra casa, que dejan libremente pasar los hermosos y cálidos rayos del sol y los maravillosos celajes de Febrero, que se forman en días anteriores al Día del Amor y de La Amistad, Día de Los Enamorados, Día de San Valentín o Valentine's Day, que son hermosos, esplendorosos y amorosos días que Dios nos regala a todos y que se las ingenia para que estemos donde estemos los podamos disfrutar y apreciar.
Con todo este panorama de la naturaleza tan espectacular me ayuda Jesús a tener paciencia y esperar mi pronta sanación porque sé que por las llagas de Cristo ya soy sana; pero debo reposar unos días más y por mientras tanto pasa el tiempo, primero yo y lo demás que espere.