SI LOS CRISTIANOS SE CALLARAN Y NO PREDICARAN LA PALABRA NI COMPARTIERAN LAS BUENAS NUEVAS DE DIOS LAS PIEDRAS HABLARÍAN POR ELLOS
Escrito por © Cira Arroyo Fuentes 09/05/2015 10:12 a.m.
Los cristianos somos discípulos de Cristo tenemos que predicar de todo lo que hemos aprendido al leer, escuchar y escudriñar la Palabra de Dios y todos aquellos que por miedo, vergüenza, desamor, etc, no lo hacen, por más buenas personas que sean, si sólo se alimentan espiritualmente a sí mismos y no comparten lo que Dios les ha enseñado están siendo desobedientes con Dios, porque el propósito de todo cristiano es predicar toda palabra y buen consejo que sale de La Boca de Dios.
"Lucas 19:36-40Nueva Versión Internacional (NVI)
36 A medida que avanzaba, la gente tendía sus mantos sobre el camino.
37 Al acercarse él a la bajada del monte de los Olivos, todos los discípulos se entusiasmaron y comenzaron a alabar a Dios por tantos milagros que habían visto. Gritaban:
38 —¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!
—¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
39 Algunos de los fariseos que estaban entre la gente le reclamaron a Jesús:
—¡Maestro, reprende a tus discípulos!
40 Pero él respondió:
—Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras."
Aveces me siento como una mamá regañona con todos, pero es que tengo la necesidad de hacerlo y expresar el sentir que pone Dios en mi corazón para que lo comparta y no para que lo guarde egoístamente sólo para mí, porque si no lo hago cómo se van a enterar todos de lo que he aprendido de Dios.
Cómo voy a ponerlos en alerta de los tantos peligros a que se exponen por andar como ciegos sólo dejándose llevar por sí mismos, por no sacar un ratito de su tiempo todos los días para orar, leer aunque sea un versículo y pedirle al Espíritu Santo de Dios que los guíe en su camino y en todo lo que planean hacer ese día.
Tengo que hacer que me pongan atención de alguna manera para que tomen a Dios en cuenta en sus vidas, porque estando bajo la cobertura de Dios el Diablo no podrá venir a engañarlos de ninguna manera ya que han sido alertados y avisados de todas las artimañas que el mal puede hacer para atraparlos poco a poco o en un sólo instante en sus redes.
Como la única forma que he encontrado para hacer que todos me escuchen es escribiendo, esto hago, porque cuando una está en un grupo de personas sea reunidos sen una casa, una fiesta o lugar público, muchas veces se le olvida lo que iba a decir porque todos se pelean por ver quién habla primero y una se siente frustrada cuando sabe que lo que les iba a compartir era importante y otros por hablar sólo temas sin importancia, chismear o contar chistes vulgares no te dejaron hablar.
Hay muchas personas que cuando uno les va a dar un buen consejo o hablar de lo que Dios nos dice en su palabra para aconsejarnos, les coge una prisa por irse y hasta parece que le picaran los pies para marcharse lo más rápido posible y no escuchar.
Estas personas se imaginan que uno les va a hablar de religión y esto y lo otro, pero lo único que uno desea es darles buenos consejos o compartirles acerca de Cristo, de lo que hemos hallado en la Palabra de Dios, que está escrita en la misma Biblia que ellos tienen, pero como muchos no la abren para nada y sólo la tienen en sus casas abiertas adornando en una mesa, o quizás guardada descuidadamente en el último rincón de la casa, toda empolvada, se piensan que uno es como un pisuicas que viene a hacerles mal.
Lo cierto es que si nosotros vemos a alguien que está sufriendo por causa de algún vicio, una mala costumbre, una alimentación errónea o cualquier mal que les ha venido sea por ignorancia o por causa del pecado al desobedecer a Dios, nuestra responsabilidad como cristianos activos es darles todo buen consejo o conocimiento que tengamos en mano y hacer que nos escuchen de alguna manera para que hagan un alto en su camino y recapaciten.
Uno les aconseja, les ayuda con mucho amor, siempre con la esperanza de que nuestras palabras no regresarán vacías y sólo el tiempo nos dirá si ellos tomaron o no en cuenta los consejos que Dios nos puso para que se los diéramos; pero si no nos escuchan y no cambian ya nosotros cumplimos con Dios y ya hablamos antes de que las piedras hablen por nosotros.