lunes, 8 de diciembre de 2025

A veces sentimos que no sabemos qué hacer



Autora ©️Cira Arroyo Fuentes, 8/12/2025, 11:23 a.m.

    A veces nos sentimos desorientados, perdidos, sin saber qué hacer; como si todo se borrara de nuestra mente, el pasado y el presente, como si estuviéramos en el aire. Pero tenemos que pedirle a Dios que nos ayude a salir de ese estado, porque en muchas ocasiones no podemos adaptarnos a las personas y situaciones que nos encontramos en la vida. 
Esto se agudiza conforme van cambiando el mundo, la sociedad y el comportamiento de las personas. Es el caso de personas mayores que han estado acostumbradas a una forma de vida y que, drásticamente, las empujan u obligan a vivir de acuerdo a un mundo moderno al cual no estaban acostumbradas.
En ese momento, cuando creíamos haber roto todas las barreras para surgir y crecer, nos damos cuenta de que nos faltan muchas barreras por romper, que falta mucho terreno por recorrer para no sentirnos fuera de base, perdidos en el tiempo y en el espacio.
Tenemos que dejar a un lado todo temor y seguir con nuestra política de ser preguntones, de ser curiosos, de aprender cada día. Nunca debemos dejar de aprender, porque aunque no estemos en una universidad, la universidad de la vida nos enseña constantemente en todas las interacciones que tenemos con personas de diferentes edades, culturas, comportamientos y países. A todos tenemos que saber tratarlos, con todos tenemos que saber socializar, independientemente de que tengamos títulos o no, de que estemos actualizados con los estudios o no.
El convivir cada día con personas que tienen maneras diferentes de pensar a la nuestra no es fácil para muchos, pero en mi caso se me ha hecho más sencillo porque yo pongo a Cristo delante para que me guíe siempre en todo momento: de cómo tratar a los demás, de cómo adaptarme a las diferentes situaciones que me encuentro en cada momento y lugar al que voy, y así no meterme en camisa de once varas.
Hay muchas personas a las que les encanta buscar cambios bruscos en su vida, y todos los cambios requieren de mucho esfuerzo. Por ejemplo, personas que a mi edad deciden dejarlo todo en un país e irse para otro a empezar de nuevo. Imagínense lo duro que es ese proceso: empezar de nuevo en otro país donde no se conoce absolutamente a nadie, no se conoce la cultura, se tiene que aprender el idioma y todo lo demás.
Cuando uno está muy joven es muy adaptable, pero ya de adulto no. Eso lo sabemos y nos lo dicen en los lugares donde trabajan con personas mayores: no es bueno cambiarle el hábitat a una persona mayor. Muchas personas sufren accidentes debido a tantos cambios que les hacen. Las personas que todavía en edad mayor no han tenido una casa propia, un lugar estable, y que andan alquilando de un lado para el otro, están muy expuestas a accidentes y todo, porque generalmente la persona mayor se acostumbra a un hábitat; digamos a su habitación. Se acostumbran a que, si no ven bien, todo esté en su lugar: la cama, la pared, etc. Pero cuando están viviendo en diferentes lugares y están cambiando continuamente, es muy duro para esas personas. Quizás para una persona que haya sido operada de la vista y que ve como un chiquillo de 15, sea diferente. Pero para las personas que no ven bien, es otra cosa totalmente, otro gallo canta, como se dice popularmente.
Los cambios bruscos son duros para todas las personas, para todas, y mucho más para las personas mayores. Lo digo porque yo a los 23 años hice el cambio brusco de irme de Costa Rica para Estados Unidos, siendo una chiquilla que nunca había salido del pueblo, una chiquilla de campo que casi nunca iba a la ciudad (apenas cuando comencé a ir al colegio en Alajuela). No fui a la universidad porque me costaba ir a lugares que no conocía, ya que me acostumbraron a ser muy dependiente.
Aun así, hice el cambio drástico de irme de aquí para los Estados Unidos, siendo toda la vida una chiquilla de campo que no salía a ningún lado, y llegué a una ciudad como Miami, que es totalmente cosmopolita y diferente. Fue un cambio muy duro a esa edad; ahora imagínense un cambio de estos a una edad de adulto mayor. Es muy duro, por más que lo quieran adornar, por más que ahora haya gente que esté haciendo videos (he visto videos de unas parejas jóvenes que sus padres ya siendo de tercera edad se fueron de un país de Occidente a uno del Oriente, y el cambio fue totalmente drástico). Ellos dirán lo que quieran, pero a nadie pueden engañar. A una edad muy mayor, la persona va a pasar muchas dificultades porque no es lo mismo aprender cosas cuando uno es joven que cuando ya uno es mayor.



No hay comentarios: