jueves, 11 de enero de 2024

Dios enseña a madurar de una manera y el mundo de otra


Por © Cira Arroyo Fuentes, 1/11/2023, 11:38 am

     El mundo manipulador, consumista y ambicioso con su moda de hoy, que ayer fue distinta y mañana también, induce a todas las personas desde a una muy tierna edad y a toda edad, a transformarse constantemente de acuerdo a las invenciones del presente o del hoy: a ponerse piercingas por todas partes, a tatuarse cejas, a ponerse pestañas postizas, a inyectarse botox en los labios y otras partes de la cara para hacerlas más voluminosas, a ponerse implantes de silicon en los senos y las nalgas, a cambiar la forma de su naríz, a teñirse el cabello, a hacerse el cabello lazio si lo tienen crespo y a hacércelo crespo si lo tienen lazio, a pintarse uñas, ponerse acrílicas y a cuanto invento se le ocurre al mundo y a su gente para transformar a todo al mundo y su gente a su manera a cambio de dinero y bienes.

Su negocio es inducir a todas las personas al cambio contínuo, no sólo de look sino físico, así como al cambio de sus casas y de todo lo que tienen en sus casas, sus autos, etc, para sacarles dinero por mantener en movimiento y fluyendo al dinero y les hacen creer que eso es fluir, madurar, el estar pagando e invirtiendo al probar o experimentar con una y otra cosa o una y otra moda para que según ellos sean únicos y diferentes a los demás; pero la verdad es que les están quitando no sólo su dinero y bienes sino su propia identidad para convertirlos en sus monigotes, a los que pueden transformar a su manera y al final todos andan iguales con el color de cabello, fisonomía y ropa de moda igual o parecida y han perdido su propia originalidad, naturaleza o identidad.

El mundo les ha hecho creer que para madurar y ser mejores tienen que hacer todo esto, así como comer y beber lo que el mundo inventa.

Que para romper temores tienen que atreverse a sentir la adrenalina al máximo en todo lo que hacen, como atreverse a hacer canopy tirándose de un extremo a otro de una montaña a otra, navegar en ríos y mares por lugares peligrosos, andar viajando de un país a otro, etc.

En fin, que tienen que hacer de todo y provarlo todo para madurar porque esta es la forma de madurar que enseña el mundo en la que muchos han muerto en el intento, o han quedado atrapados en el licor, el cigarro, las drogas, la corrupción y malas costumbres por querer hacer de todo y probar todo lo que inventa el mundo.

O sea que tenés que andar todo rayado, manchado, lleno cirugías, de botox, de tatuajes, con cejas tatuadas, con pestañas postizas, un cuerpo lleno de músculos, de silicon en pechos y nalgas, y huellas o cicatrices de que has vivido y pasado por todas kas experiencias y los peligros habidos y por haber para demostrar que eres una persona madura, experimentada y transformada.

Engañoso es el mundo y su forma de hacer creer a todos de como se debe madurar.

Dios, por el contrario, nos enseña a madurar siendo valientes y guiados por su palabra para que nos aceptemos tal y como somos, que cuidemos nuestro cuerpo porque es el templo de su Espíritu Santo, a que cerremos la puerta a todo mal, a vicios, malas costumbres, malas amistades.

Dios nos enseña a que es mejor estar solos con Él, que en compañía de personas que sólo nos procuran mal.

Si tenemos que procurar un cambio urgente por salud o estética es otra cosa; pero no estar cambiándonos constantemente con nuevos looks que requieren hasta operaciones con cirugías plásticas extremamente peligrosas, como si fuéramos un objeto para que practiquen, demuestren su arte y sus habilidades experimentando con nuestro cuerpo como si fuera un pedazo de carne a modelar o un lienzo para dibujar y enriqueciéndose a la vez al cobrarnos grandes sumas de dinero por todo cambio que nos hacen.

La valentía, seguridad, carácter y firmeza que demostramos con el carácter de Dios es como una roca y le enseñamos al mundo que nosotros no somos un cuerpo, alma y espíritu con el que pueda jugar ni practicar cuanta locura inventa a su antojo sólo por sacarnos dinero.

En conclusión, cuando yo veo a una persona hecha a la manera del mundo, por más valor, altivéz, matonismo y seguridad que pretenda demostrar, lo que ha hecho con su cuerpo y su vida habla por si solo y por más que una persona se jacte de ser más ante mí por creerse más experimentada y vivida que yo, y por más que quiera hacerme como ella o vivir como ella, simplemente le doy gracias a Dios por ser como soy y por haberne dado el valor de oponerme a ser una marioneta o monigote del mundo y haberme dado el coraje de no sentirme sola porque se que tengo a Dios a mi lado siempre y a las personas que me aceptan tal y como soy, que nunca han pretendido cambiarme por hacerne a su manera o sacarme dinero.

Cada vez que una persona que se cree muy inteligente, perfecta, vivida y experimentada se me acerca para decurme o darme a entender que soy una inmadura o criticarme en algo, o querer cambiarme en algo, lo que hago es observarla para ver como es, lo que a leguas se ve que ha hecho con su cuerpo y su vida, entonces la miro a sus ojos para descubrir quien está dentro de ella, si el espíritu del mundo o El Espíritu de Dios porque por lo general esas personas se creen perfectas; pero no son más que unas mundanas, envidiosas, manipuladoras y territoriales que siempre andan viendo como sacar la astilla del ojo ajeno o hacer cambios a su manera en cuerpos ajenos y viendo defectos en cuerpos ajenos; pero no ven en viceversa la basura, los defectos y los errores de sí mismas.

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