Por © Cira Arroyo Fuentes 1985
Me levanto, miro al cielo
y veo las aves volar
en los campos y ciudades
y me encanta su cantar.
Ellas me dan alegría
con su ruidillo triunfal
porque no tienen problemas
quieren que yo viva igual.
Y hacen que este nuevo día
sea de gran felicidad
que les brinde a mis hermanos
mi más sincera amistad.
Yo recibo sus saludos
avecillas sin hablarles
porque mi corazón se encarga
de agradecer sus bondades.
¡Qué bella es la libertad!
¡que sublime es el amor!
cuando nos dejamos llevar
por la creación del Señor.
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