nota, este cuento tengo que arreglarlo y revisarlo porque la parte final no aparece dentro del cuento
JUANITA LA HORMIGUITA
© Cira Arroyo Mayo 3 del 2001
Había una vez en un bosque muy lejano una familia de hormiguitas, ellos eran el papá Juan Hormiga, la mamá Juana Hormiga y su única hijita Juanita la hormiguita. Ellos emigraron a vivir a éste lugar tan solitario porque ya estaban cansados del ajetreo de la ciudad y querían vivir una vida más tranquila.
Vivieron muchos años de gran felicidad en un confortable hormiguero localizado en el centro del bosque, hasta que un día comenzaron a llegar allí los humanos y otros animales que también buscaban vivir en un lugar lleno de naturaleza y pacífico, pero su llegada acabó con la paz en que vivían las hormiguitas, convirtiéndose así el bosque en un lugar peligroso para su supervivencia.
Ahora las hormiguitas no podían hacer caminitos como antes para transportar sus alimentos porque cuando menos imaginaban veían los grandes pies de los humanos que venían pisando la tierra, como si fueran unos monstruos aniquiladores. Juan Hormiga, Juana Hormiga y la hormiguita siempre salían juntos a hacer sus quehaceres porque así se sentían más seguros al acompañarse todos, pero llegó un tiempo de tormenta en el que llovía constantemente por lo que tenían que estar encerrados en su casa hormiguero porque el bosque estaba inundado, pero apenas bajaron las aguas tuvieron que salir urgentemente en busca de alimento porque tenían mucha hambre.
La lluvia había disminuido casi del todo pero aún así se les hacía difícil el moverse rápidamente por el camino porque sus patitas se pegaban en la húmeda tierra y cuando venían de regreso a su casa hormiguero, muy cansados y con una inmensa carga de alimento sobre sus espaldas, vieron con asombro que un humano se les acercaba e iba a poner un pie sobre ellos. Todos al verlo se asustaron, tiraron la carga del alimento al suelo y corrieron, pero como el papá hormiga y la mamá hormiga ya estaban viejos les costó movilizarse rápidamente y los aplastó el inmenso pie del hombre.
Juanita la hormiguita como era muy joven pudo correr y con suma destreza logró escapar con vida y esconderse entre la hojareda de los árboles hasta que pudo llegar y ponerse a salvo dentro del hormiguero. Allí se quedó tranquilita hasta que la lluvia cesara, apenas pudo salir fue a buscar a sus papas pero los halló sin vida, entonces los llevó a un lugar adecuado para sepultarlos.
Cuando regresaba a su casa hormiguero comenzó a sentirse muy solita en ese inmenso bosque. Pasó mucho tiempo sufriendo, llorando incesantemente por la muerte de sus padres, hasta que poco a poco se fue recuperando y se dio cuenta de que era el momento de que ella al igual que sus padres necesitaba formar un hogar para tener su propia familia, pero que para hacerlo tenía que encontrar un buen compañero que la amara para tener hijos y juntos compartir felizmente la vida.
Conforme pasaba el tiempo Juanita se puso preciosa, era como una humilde princesa solitaria en el medio del bosque. Siempre mantenía su casita sumamente limpia, pero pensaba que le faltaban recursos económicos para comprarse cosas bonitas y poder conquistar a un galante caballero. Ella quería seguir la tradición de las viejas civilizaciones de hormigas, de que cuando una hormiguita quería conseguir novio adornaba la ventana principal de su casita hormiguero con un inmenso lazo rosado para que todo el que pasara al frente de su casa supiera que allí vivía una hermosa hormiga doncella en busca de su príncipe azul.
Todas las noches antes de dormir ella le pedía con fe a su Dios hormiga que la ayudara para comprarse cosas bonitas y el lazo soñado conquistador. Una mañana se levantó como siempre a barrer su casita y ahondó tan fuertemente la escobilla sobre el piso de tierra que hizo un hoyo y miró con gran asombro ormiguita. También ella estaba muy triste porque entre todos no había encontrado quién conquistara su corazón, entonces se asomó completamente a la ventana para ver si había algún galán más y al no ver más ninguno comenzó a llorar incesantemente, sus lágrimas caían al suelo constantemente y fue tal su tristeza que sus ojos se nublaron por completo y no se dio cuenta del momento de la llegada de un inesperado candidato que se había quedado de último porque pensaba que él era muy humilde y que por eso la hormiguita no lo voltearía a ver.
Se quedó allí parado a los pies de la ventana y fue bañado con tantas lágrimas derramadas por la hormiguita que se resfrió y comenzó a estornudar estrepitosamente. La hormiguita al escuchar tanto ruido se secó muy bien los ojos y miró hacia abajo para ver de dónde provenían esos horribles sonidos y vio con asombro a un coqueto ratoncito. Entonces ella le preguntó como se llamaba y que hacía allí parado, y él temerosamente le dijo que su nombre era Juancito y que había venido a conquistarla, pero que se quedó de último porque pensaba que ella no se fijaría en él porque era muy chiquito y además no tenía riquezas para ofrecerle. Ella lo miró fijamente y con tierna voz le dijo que eso no tenía importancia para ella.
Paso un rato en el que la hormiguita cesó de llorar y el ratoncito cesó de estornudar, lapso de tiempo en el que los dos se quedaron en silencio mirándose fijamente, por lo que el ratoncito completamente enamorado sintió que era bien correspondido, entonces respiró profundamente para llenarse de valor y enseguida le dijo:
-Hormiguita, mi doncella amada, te quieres casar conmigo?
-Y cómo me cantarías tú?
-Pi pi piii piii...
-Claro que sí me casaré contigo!!!
Éste encuentro maravilloso y mágico sucedió al final de la tarde donde la frescura del día tornaba el momento más romántico aún, por lo que los dos después de conversar un buen rato casi sin darse cuenta se fueron acercando lentamente hasta que unieron sus labios con un romántico beso que los hizo sentirse como en el cielo.
Ya casi llegaba la noche, por lo que la hormiguita y el ratoncito muy seguros del amor que se tenían el uno al otro decidieron planear todos los proyectos para su ansiada boda. Una vez finiquitados sus planes Juancito se marchó para su casa e iba como hipnotizado mirando corazones por todos lados y la hormiguita locamente enamorada se fue a dormir a su cama como flotando sumida en un sueño de amor con su flamante ratoncito.
Pasaron muchos días en el que el ratoncito la visitaba diariamente hasta que llegó el día de la boda en el que ellos invitaron a todos los animalitos del bosque para compartir juntos un gran festín y que fueran testigos de su unión, de su gran felicidad. Día en el que todos comieron, cantaron y bailaron hasta el cansancio.
Pasó un buen tiempo en el que la hormiguita Juanita y el ratoncito Juancito eran sumamente felices en su matrimonio. Todos los domingos tenían por devoción visitar la iglesia para escuchar la misa dominical. Pero llegó un domingo en que se levantaron como siempre a desayunar y comenzaron su acostumbrada charla porque a los dos les fascinaba conversar como loritos y en medio de tanto palabrerío se acordaron de que era el día de cumpleaños de Juancito, por lo que la Hormiguita decidió de repente hacerle una fiesta y preparar un manjar delicioso para celebrarlo.
Fue tanta la comida que quiso preparar la hormiguita en tan poco tiempo que no pudo terminar de cocinar un delicioso arroz con leche, el que ofrecería como postre para el final del festejo, por lo que meditaron en que no podrían ir juntos a la misa como usualmente lo hacían sino que tenía que quedarse uno de los dos para terminar de cocinarlo. El ratoncito Juancito muy voluntarioso como siempre le dijo a la hormiguita que fuera ella a la misa y que él se quedaría para terminarlo de cocinar, entonces la hormiguita aceptó ir sola, pero le dijo que vigilara el arroz muy bien para que no se quemara, por lo que le dejó una cuchara grande y una chiquita advirtiéndole que lo moviera con la cuchara grande para que pudiera alcanzarlo, pero que no usara la cuchara chiquita porque era peligroso para él.
En seguida la hormiguita le dio un bezote grandote y se fue muy contenta para la misa. De camino fue invitando a sus amigos ( as) a la fiesta, a la salida de misa aprovechó para invitar a otros también y ya de regreso a casa venía muy contenta en compañía de todos sus invitados para darle la sorpresa a su esposo.
El ratoncito se quedó moviendo constantemente el arroz tal como se lo dijo la hormiguita, pero llegó un momento en el que le llegó un olor sabroso y como tenía tanta hambre pensó de que ya estaba listo y quiso probarlo para ver como había quedado. Como se le olvidó lo que le había dicho la hormiguita en lugar de coger la cuchara grande, cogió la cuchara chiquita y como no alcanzaba se inclinó en el borde de la olla para llegar al fondo, pero se resbaló y cayó dentro de la olla de arroz con leche que estaba sumamente caliente.
Cuando la hormiguita llegó de misa buscaba a su esposo por todas partes y no lo encontraba hasta que algo la hizo mirar hacia donde estaban las cucharas para mover el arroz y se dio cuenta de que no estaba allí la cucharita chiquita, por lo que se fijó en la olla y divisó al diminuto ratoncito que estaba muerto dentro de ella. Ese fue un momento terrible para ella y para todos los invitados a la fiesta porque ninguno se imaginaba que tan grandiosa celebración tendría un final tan angustioso.
Todos los animalitos del bosque guardaron luto durante mucho tiempo por la tristeza de haber perdido a su gran amigo y compadecían a la hormiguita al verla tan sufrida y solita de nuevo en ese inmenso bosque. Ella pasó un tiempo desconsolada por la pérdida de su esposo y por haber quedado tan solitaria hasta que un día domingo, cuando iba de nuevo camino hacia misa acompañada de otros animalitos que desde la muerte de su esposo decidieron ir junto con ella para acompañarla, le dio un desmayo y todos se asustaron grandemente. Pensaron que ella se les moría por haber vivido tanto sufrimiento, entonces decidieron llevarla al doctor del bosque para que le hiciera unos análisis y cuál fue la sorpresa de todos al saber el resultado del examen.
La Hormiguita Juanita estaba completamente sana y estaba embarazada esperando una hermosa parejita de gemelos, una hembrita y un machito, y todos estaban completamente sanos. Ella al enterarse de su estado bailó de alegría y su rostro se tornó el más feliz del mundo porque ahora iba a tener sus propios hijitos, frutos del amor entre ella y su ratoncito amado.
Los meses pasaron muy rápidamente y llegó el día del alumbramiento en que todos prepararon una hermosa fiesta para recibir a los nuevos miembros del bosque. Ese fue el día más feliz para la hormiguita porque sabía que ya nunca más estaría sola, que ahora tenía a sus preciosos hijitos que la acompañarían por el resto de su vida y que desde ese día en adelante todos serían muy felices.
Ahora que llegamos al final de este precioso cuento me meto por un huequito y me salgo por el otro para que tú me cuentes otro.
Con amor de Cira
o que brillaba intensamente. Era una cajita dorada que estaba enterrada en la tierra, la sacó con fuerza, la abrió y casi se desmaya al ver que estaba llena de monedas de oro. Ella estaba tan feliz que no sabía que hacer con tanto oro, entonces se puso a pensar en un montón de cosas que se podría comprar, sin darse cuenta pensó en voz alta y dijo:
-Si me compro un mango, me lo como y se me acaba.
-Si me compro una naranja, me la como y se me acaba.
-Si me compro una manzana, me la como y se me acaba.
-Si me compro un marañón me lo como y se me acaba
Y así sucesivamente vinieron a su mente deseos de comprarse piñas, bananos, aguacates, uvas....en fin todo tipo de alimentos pero desistió de esa idea porque meditó en que todo se le acabaría muy de prisa y que si comía mucho se iba a poner muy gordita por lo que finalmente una brillante idea se apoderó de su mente, que era el sueño que anteriormente había tenido de conquistar al ser amado, por lo que quiso comprar algo que no la engordara, que fuera más lucidor y más duradero, por lo que dijo:
-Ah, ya sé que me compraré. Me compraré una elegante cinta rosada y un precioso vestido rosado para lucirme en mi ventana!
Entonces fue a comprar muebles y adornos para decorar su casa; y se compró también mucha ropa, entre ella el bello vestido rosado, con el que tanto había soñado y la elegante cinta rosada que pondría a adornar en su ventana y comenzó así su plan para conquistar a su Romeo.
Como el bosque era tan solitario habían muy pocas doncellas para conquistar y menos aún aquellas que tuvieran los recursos económicos para darse publicidad y dar a conocer que estaban dispuestas para ser conquistadas. Por lo que Juanita la Hormiguita se convirtió en la princesa más bella y codiciada por todos los varones hormigas del bosque y no sólo ellos se enamoraban de ella sino también todos los animalitos varones que vivían allí.
Llegó el día que ella asignó como el día principal para la romántica batalla de la conquista, escogió un día domingo ya que era el día en que todos los varones estaban libres y podían pasar a mirarla. Ese día se levantó más temprano que nunca y colocó el inmenso lazo rosado sobre la ventana del frente, la más grande de su casita, dónde todos la pudieran divisar con facilidad. Se puso su elegante vestido rosado y se sentó para lucirse y mirar por su ventana.
Entonces muy temprano en la mañana pasó el primer galán del día, el más madrugador de todos, que era un gallo que venía con su cuello erguido y con un gran pose de macho adinerado le dice:
-Hormiguita preciosa te quieres casar conmigo?
-Y cómo me cantas tú?, le dice la hormiguita.
-Qui qui ri quii quííí..., le dice el gallo
-Hay no que me asustas!, le dice la hormiguita.
Al rato pasa un perro caminando muy rectamente luciendo un valioso collar de diamantes alrededor de su cuello y ofreciéndole un hermoso ramo de flores le dice:
-Hormiguita divina te quieres casar conmigo?
-Y cómo me cantarías tú?
-Guau guauu guauuu...
-Hay no que me asustas!
Un poco más tarde pasa un gato con un lujoso collar de oro en su cuello y ofreciéndole un valioso anillo de brillantes le dice:
-Hormiguita castigadora te quieres casar conmigo?
-Y con que canto me conquistarías tú?
-Miau miauu miauuu...
-Hay no que me asustas!
Más adelante pasa un apuesto torito con sus cachos forrados en oro y ofreciéndole unos valiosos pendientes de esmeraldas le dice:
-Hormiguita elegante te quieres casar conmigo?
-Y con que melodía me deleitarías tú?
-Muu muuu muuu...
-Hay no que me asustas!
Después se le acercó a la ventana un puerquito negro muy brillante y perfumado con una pulsera de rubíes y le dice:
Hormiguita encantadora te gustaría casarte conmigo?
Y con cual canto me conquistas tú?
Ño ño ño....
Hay no que me asustas!
Y así sucesivamente fueron pasando todos los galanes del bosque muy elegantemente vestidos, ofreciéndole infinidad de tesoros y todos se iban muy entristecidos porque no habían podido conquistar ni con su dinero, ni con su ropaje, ni con su canto a la codiciada