CUANDO ACEPTAMOS A CRISTO EN NUESTRO CORAZÓN Y TODO NUESTRO SER SUCEDE UN CAMBIO RADICAL EN NUESTRA VIDA
Escrito por Cira Arroyo Fuentes 21/05/2015 11:03 p.m.
En el momento en que nosotros nos damos cuenta quienes somos para Dios en Cristo, toda nuestra vida cambia, porque aprendemos a SER y HACER, viendo a todos como a un igual y todo gigante que el Diablo usaba antes para amedrentarnos se desvanece, porque Jesús nos llena de seguridad, autoestima y de su valiente carácter ya que desde ese momento sabemos que "Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece".
Una vez que todo nuestro ser empiece a ser enteramente gobernado por El Espíritu de Dios, toda nuestra vida cambia independientemente de nuestro estado físico y de nuestra posición social.
Así es como Dios nos hace ver a la vida y a todo a través de sus ojos con suma naturalidad y dejamos de ser esas personas temerosas y acomplejadas que éramos antes, que nos costaba mucho el decidirnos a llevar a cabo nuestros sueños, por temor de lo que pudiera decir de nosotros la gente.
Cuando estamos llenos de Dios nos relacionamos con todos con mucho amor, no tenemos pena de mirarlos a los ojos para saludarlos, de conversar con todos de diversos temas.
Desde el instante en que somos bautizados por El Espíritu Santo nuestra vida da un giro de 180 grados o sea cambia completamente, porque ese velo de ignorancia con el que el maligno nos cegaba es quitado por Dios y empezamos a ver la vida y a las personas de otra manera, porque todas esas actitudes llenas de vanidad que usa la gente orgullosa para mantener debajo del zapato a la gente humilde las vemos como actuaciones falsas, hipócritas y mundanas, porque todos ante los demás usan una o varias máscaras dependiendo de dónde y con quienes estén y sólo bajo el techo de sus hogares es donde demuestran quienes son realmente, porque allí por más que traten de disimular siempre se les sale a flote su verdadero yo o su verdadera personalidad.
Ese instante en que nos arrepentimos y aceptamos a Cristo como Nuestro Salvador Personal, nos sucede un cambio poderoso que es como pasar de la muerte a la vida, porque aunque nuestro cuerpo estaba vivo, espiritualmente estaba ciego y muerto, porque vivíamos por vivir nada más, sin el Propósito de Dios para nuestra vida, pero en un abrir y cerrar de ojos todo cambia para nosotros y empezamos a ver la vida de otra manera totalmente.