Por Cira Arroyo Fuentes 27/11/2018 10:30 a.m.
Vivir y dejar vivir es una lección personal que me ha enseñado la vida después de tantos golpes.
Por eso ahora me he enfocado en ser y hacer yo y no meterme en la vida de los demás y aún sigo aprendiendo para ser deseada y no sobrada.
Muchas dolencias en la vida nos las buscamos por meternos en lo que no nos concierne o por hacer o pensar por los demás lo que es tarea que a ellos les corresponde porque creemos que tenemos que resolverle la vida a todo el mundo y no les damos la oportunidad de ser y hacer a ellos por si mismos.
Vivir y dejar vivir nos libera, nos desestreza y nos enseña a que vinimos solos a este mundo y solos nos marcharemos con la compañía de Cristo o de Dios; si con humildad lo aceptamos como único guía de nuestra vida, por eso es mejor desapegarnos de todo para apegarnos a Él y preocuparnos por ser mejores nosotros, que es el mejor ejemplo o consejo vivo que podemos dar a los demás y si queremos ayudar a alguien, orar por esa persona para que busque de Dios y su consejo porque todo lo habido y por haber que podamos decirle está escrito en la Biblia.
Cada persona elige su destino y por más que les digamos siempre gustan de contrariar a quien les aconseja porque es su rebelde y orgullosa naturaleza, y sólo los humildes aceptan el consejo.
Desapegarnos de todo para no depender de nada ni de nadie nos hace independientes y responsables ante Dios por lo que hacemos con nuestra vida; amándonos así por lo que por nosotros mismos podemos hacer según nuestras posibilidades y quienes quieran acompañarnos en nuestro viaje con lo que somos y podemos darles bien, y quienes no, que busquen su camino entonces, pero debemos autoestimarnos y no mendigar por ningún motivo la compañía de personas altivas, perfeccionistas y faltas de perdón, que por creerse más que los demás o que nosotros no nos valoran y nos ignoran.
Debemos ser responsables por nuestros errores, pedir perdón si dañamos a alguien, y remediar lo que podamos, pero si aún haciendo todo eso, somos ignorados, no debemos tampoco de humillarnos ni rebajarnos por mendigar la atención de nada ni de nadie, sino apartarnos o desapegarnos de personas que no nos valoran y continuar hacia adelante con nuestra vida porque hacer esto nos da sanidad tanto corporal como espiritual, debido a que esa energía que nos desgastaba por querer nadar contra corriente queriendo vivir la vida de otros, ya no la desperdiciamos más y por el contrario la usamos en Ser y Hacer las cosas mejores para Dios, nosotros mismos y quienes voluntariamente quieran formar parte de nuestra vida.
En conclusión debemos vivir, dejar vivir, unirnos a quienes nos buscan y nos aman, pero apartarnos o desapegarnos de quienes a leguas se ve que nos ignoran o no nos quieren en su vida porque es la desición más sabia que podemos hacer.