Por © Cira Arroyo Fuentes 6/12/22 9:32 PM
"Mi mundo preferido es del silencio porque en él puedo meditar y escuchar La Voz de Dios o del Gran Yo Soy que está en mi interior, que es quien me motiva o inspira constantemente a escribir con propósito para Él"
Todos vivimos en un mundo con muchos mundos diferentes: unos gobernados por Dios y su bien y otros gobernados por El Diablo y su mal, en los que cada uno elige participar o vivir y dependiendo de los que escoja vive con éxito, tranquilo y feliz; pero si escoge mal, "se lo lleva la trampa" como decían las personas antes y "vive un infierno en vida" escojido por su propia y errónea voluntad y no la de Dios; pero bueno, cada quien escoge su mundo, su camino, su destino o su vida.
Mientras yo estoy en el mundo que amo y me hace feliz, que es escribir, que me consumo y refugio en él y en Dios, muchos ruidos de mundos diferentes al mío o del mundo natural escucho a mi alrededor.
Unos son buenos y verdaderamente placenteros, como música que deleita a mis oídos y me reavivan; pero otros son malos porque sólo causan estrés y desaniman; pero lo quiera o no, a todos estoy expuesta, escucho y veo: sean de los buenos como el mundo de pajaritos que cantan melodiosamente y hacen ruiditos agradables, el mundo misterioso de los grillos y de las chicharras que me animan, el mundo de los gatitos del cual dependo porque mantienen mi casa limpia de roedores, lagartijas e insectos y cuando les veo dormir tiernamente o cuando maullan dulcemente me enternecen, el mundo de la brisa y el viento fresco que me llena de nostalgia y me transporta a otras dimensiones y vivencias haciéndome sentir y vivir momentos super especiales y únicos porque viene a refrescarme mi casa y los alrededores con gran detenimiento y especialidad, para hacerme sentir única y a definirme por medio de la naturaleza el reloj del tiempo, de la estación o temporada festiva en que estoy viviendo que me hacen sentir a cada instante que estoy acomoañada por el amor y la presencia de Dios, el mundo de las mariposas que adorna mi jardín y que de vez en cuando una que otra se entra en mi casa para adornarla también y el mundo de voces melodiosas y románticas que cantan tan afinadamente que deleitan mis oídos y hacen chinar mi piel al transportarme atrás a través del tiempo con bellos recuerdos de bellas vivencias y experiencias que en el pasado he tenido; pero tristemente también escucho y veo el mundo de borracheras, de chismes, de gritos, de autos y motos manejados por personas malcriadas, dominantes, impacientes, orgullosas, pleitistas e intoxicadas por drogas o alcohol que pitan, chillan llantas y aceleran corriendo como locos por la calle, de bolas que vuelan por el aire que en cualquier momento caen en los techos de casas vecinas o en en el mío, de ladridos de perros, de perros que sueltan para que se defequen y orinen por todas partes, de gente que habla muy alto o grita, de ruidos que hacen los gatos al caminar sobre el techo y los maullidos horribles que hacen con otros gatos cuando se pelean, de voces que cantan bulliciosas desde tempranas hasta altas horas de la noche en las que unas no cantan en lo absoluto sino que desafinan totalmente porque están intoxicadas por el licor, sustancias nocivas o soñolientas por no dormir.
Son muchos los mundos que rodean a mi mundo a los que escucho y veo; pero sólo disfruto plenamente de los mundos buenos porque de los malos escapo con Cristo y me concentro en mi mundo de escribir y no me doy ni cuenta cuando el ruido de todos esos mundos desagradables pasan y casi todos los días sucede lo mismo casi a las mismas horas; pero estando en mi mundo nada me afecta porque así como el aire y la vida pasan, pasan esos mundos ruidosos y desagradables también y yo sólo me concentro en lo mío, que es mi propósito de vida que llevo a cabo en el mundo de escribir que con la ayuda de Dios escogí vivir y en el cuál dependo totalmente de Él, que es quién me motiva y me da todo lo que debo de grabar con palabras escritas en mi libro de vida.