Refugiarnos en Dios para que Él nos diga que papel debemos desempeñar en nuestra vida es lo más sabio que podemos hacer porque así podemos hacerlo a una temprana edad y con certeza, tenemos contentamiento, nos sentimos útiles y vivimos gustosos en desempeñarlo; pero si no dimos este paso en nuestra juventud, nunca es tarde para reinvindicar nuestro camino y pedirle a Dios que nos ayude a escoger el papel que debemos desempeñar que esté de acuerdo a su voluntad y nos haga sentir libres, en paz, felices y realizados de acuerdo al propósito de Él.
Hay muchas personas cuyo papel es hacer dinero y mover grandes economías que benefician a muchos.
Hay otros cuyo papel es apoyar a grandes emprendedores para que no pierdan tiempo en actividades ordinarias, rutinarias y cotidianas que demandan mucho tiempo y trabajo; pero estas personas les facilitan la vida y les hacen todo para que los emprendedores tengan tiempo para enfocarse y planear sus grandes proyectos o negocios.
Hay otros que tienen estilo y grandes habilidades para manejar el dinero y les encanta estar en contacto con él.
Hay otros a los que Dios les llama para ser motivadores y consejeros que son felices meditando en silencio para escuchar la voz y el consejo de Dios para traspasarlo a los demás y hacerles la vida más fácil o menos complicada, ayudándolos a concentrarse en lo que de verdad deben hacer, para que no pierdan tiempo, ni dinero, ni esfuerzos en cosas vanas y sepan dirigirse por un camino correcto, en donde puedan llevar a cabo proyectos de vida y negocios para el bien de todos.
Cada quien juega un papel en la vida, y cada uno tiene su debida importancia.
Unos no ven dinero al ejecutar o llevar a cabo su papel; pero otros sí, y los que que hacen dinero sostienen a los que le ayudan para hacerlo.
En conclusión, todo es un círculo cerrado, en donde todos nos ayudamos juntos a salir adelante con nuestra variedad de dones y talentos; por eso ninguna persona debe menospreciar nunca la labor de otra porque todos somos importantes y dependemos unos de otros de alguna manera, en cualquiera que sea la labor que tengamos y en la que nos sintamos tranquilos y felices de hacerla o llevarla a cabo.