Por Cira Arroyo Fuentes, 15/03/2022, 09:40 pm
Cuando era chiquitita mis padres, mi hermano Manuel Ángel y familiares, me comentaban acerca del parentesco que teníamos con personas del pueblo y pueblos vecinos; pero yo ni les ponía atención por estar pensando en irme pronto a jugar, a andar corriendo por el potrero, brincando como una mona, andar haciendo acrobacias con y sobre cuanto tubo ó barra me encontraba para sujetarse por las aceras o en lugares peligrosos en la presa Nuestro Amo y andar subiéndome a los árboles, sintiendo que volaba como "La Mujer Biónica", ó soñando e imaginando algo para escribir en un papel sobre las rocas, ni les ponía atención.
Y no fue hasta hace unos años que empecé a crear una página privada familiar con El Árbol Genealógico de mi familia, que me interesé de verdad en este tema; pero mis informantes que fueron mi hermano y un señor de La Guácima sólo me ayudaron a conseguir un poco de información y ya murieron; pero últimamente otro primo al que también desde hace mucho tiempo le importa mucho este tema, ha averigüado y publicado mucha información que me ha servido muchísimo para ahondar cada vez más en las raíces ó generaciones pasadas de mi familia.
Entre la información que he encontrado me he podido dar cuenta de que mis bisabuelos por parte de mi papá, Rafael Arias Castillo (CC: Ñor Rafael) y Bartola Chaves Vargas, fueron "Los Primeros Pobladores de La Guácima de Alajuela"
Ha sido muy importante para mí conocer aunque sea mediante fotografías a mis bisabuelos por parte de mi papá y a todos sus hijos:
De verdad, se siente muy bonito el descubrir esta información y que haya caído en mis manos porque tengo la oportunidad de poder dejarla escrita y bien grabada en mi blog, que estoy segura que es lo que deseaban mi papá Don Rafael Ángel Arroyo Arias (qdDg) y mi hermano Don Manuel Ángel Arroyo Fuentes (qdDg), para que esta parte de la historia de mi familia fuera recordada; pero no entiendo como la escuela y la plaza de Guácima Centro no llevan como reconocimiento el nombre de quién donó esa propiedad.
Además el saber que piso aunque sea un pedacito del suelo que se forjaron con tanto esfuerzo mis antepasados, que eran grandes terratenientes me enorgullece y le doy gracias a Dios y a mi abuelita María porque gracias a ella, a mi abuelo, mis padres y hermanos que lucharon por mantener a través del tiempo esta propiedad en Guácima Centro, hoy tengo un rinconcito estable para vivir y escribir, sin tener que pensar en andar alquilando de un lado a otro como lo hice en Miami porque la vida así es muy triste e inestable.
Gracias a Dios, nunca, aunque pasé momentos difíciles, ni siquiera ni por un instante, a pesar de estar tan lejos, me pasó por la cabeza la idea de vender y me da tristeza el ver como tantas personas en mi pueblo por no delegar responsabilidades, por no motivar a cada hijo a la independencia económica y a vivir independiente, están vendiendo a diestra y siniestra las herencias que con tanto amor y esfuerzo lucharon sus antepasados por tener y ya muchos por no saber pensar, hasta alquilan porque por hacer loco de vender, ó hipotecar su casa y propiedades para sacar préstamos para hacer ambiciosos proyectos personales, ayudar a sus hijos a comprar su lote o construir su casa, para viajar, comprarse autos, pagar doctores, clínicas y hospitales privados, o construir mansiones, etc; ó los herederos han sacado préstamos personales que no pudieron pagar, ó sus hijos o personas a quienes les sirvieron de fiadores no pagaron los préstamos y ellos no pudieron pagar tampoco y lo perdieron todo.
Son muchas las personas en el pueblo que han perdido su patrimonio y grandes herencias de tierras y bienes que les heredaron, por eso yo me siento sumamente bendecida de conservar la herencia que me dejaron mis antepasados porque aquí pude construir mi casa y aún me queda espacio para otras más porque aunque sea un lote pequeño en la actualidad se construye hasta un edificio si uno quiere y puede, por eso este lote para mí vale oro no tanto por el valor monetario sino por el valor sentimental que tiene por ser; aunque sólo sea un pedacito de procedencia de esa gran herencia familiar que amo con todo mi corazón y defenderé con todo mi ser hasta el día que Dios me llame a su presencia.