No podemos ser alcahuetas con el pecado, porque si a Dios le estorba continuamente y no es alcahueta con él, nosotros tampoco tenemos por qué serlo.
El pecado se está imponiendo al extremo, haciéndolo de tal manera, que está pretendiendo que el mundo vea a lo malo como bueno y a lo bueno como malo.
Ahora quién se comporta con baja moral, que se rebela contra Dios, contra todos y contra todo pretende que su comportamiento sea visto como normal y que sea aceptado en todo lugar como si nada.
Pretenden ser aceptados así tal cual son en la iglesia, su casa, escuela, colegio, universidad, trabajo, etc.
Hacer libremente todo lo que a su mente corrupta se le antoja dondequiera que estén y que ni la autoridad ni ninguna persona les diga nada.
En muchas iglesias, hogares y lugares, están cediendo a los caprichos pecaminosos de estas personas, sólo por no llevarles la contraria, porque pobrecitos, ellos no tienen culpa de ser así y si les dicen algo pueden dañar sus mentes.
Se ha llegado al colmo de que la familia les tiene miedo a los comportamientos rebeldes y manipuladores que estas personas distorsionadas por el pecado muestran, con tal de que les acepten todo lo malo que hacen en sus hogares, entonces para que exista disque paz en el hogar, todo el mundo les acepta todo.
Estas personas escudan su comportamiento cerrándose en pensar que es que así nacieron, pero no se ponen a meditar cuáles fueron las causas por las que se hicieron así con el paso del tiempo, porque no se hicieron así de un día para otro, sino con el paso del tiempo, poco a poco, al ir abriéndole más y más puertas al pecado cada vez, porque al ir desobedeciendo a Dios y personas de autoridad, fueron haciendo por medio de continuos berrinches lo que se les daba la gana y no hubo nadie que les llevara la contraria.
Desde que estaban muy pequeños, siendo aún unas pequeñas esponjitas a moldear, cuando iban a la tienda con sus padres o tutores, se encaprichaban por algo, hacían una malcriada rabieta y ellos por no pasar vergüenzas en lugares públicos les compraban o hacían lo que querían. Cuando querían irse para la calle a conciertos, plazas de fútbol, parques, playas, cine, paseos lejanos, piyamadas o casas vecinas hacían lo mismo, y sus familiares por no escuchar sus malacrianzas sólo les daban dinero y los dejaban ir con familiares o amistades para que los dejaran en paz, sin ponerse a pensar con las personas extrañas que se iban a encontrar y relacionar, ni las manías que les pudieran inculcar o las cosas que les pudieran hacer.
Les compraban todo lo que se les antojara, golosinas, celulares, juguetes a diestra y siniestra, de cuánto tiliche, comida o bebida se antojaran, se lo daban con tal de verlos callados.
Nadie quiere reconocer que a estas personas sus familias las desperdiciaron al darles mucho dinero y mucha libertad antes de tiempo, dejándoles ir libremente a todas partes y fueron permisibles en todo. Nunca hubo nadie en el hogar que se parara firme para no permitir la entrada de personas alcohólicas o drogadictas al hogar, fueran personas ajenas o de la familia.
Nunca hubo alguien que pusiera reglas de hora de salida y de llegada al hogar. Nunca hubo alguien que vigilara si los miembros de la familia llegaban tomados o drogados, para ver que medidas tomar con esa persona o personas que le estaban abriendo la puerta a estas sustancias nocivas y a todo pecado en que se sumergían cuando estaban bajo el efecto de estas.
Nunca hubo nadie que les impidiera llevar a la casa a amistades desviadas y corruptas.
Nunca hubo nadie con la autoridad de Dios que le dijera a un miembro de la familia que si decidía tomar, usar drogas o salirse del closeth, no podía vivir más en ese hogar, porque si Dios no permite eso, ellos tampoco.
Como resultado, al no haber nadie que con La Autoridad de Dios le estorbara al pecado, el hogar le abrió las puertas a todo vicio y diferentes relaciones pecaminosas que los miembros de la casa incurrían, fuera adulterio, fornicación, robos, homosexualismo, lesbianismo, etc.
Al no haber nadie que le estorbara al pecado la familia completa se fue corrompiendo poco a poco cada vez más, convirtiéndose en un hogar en donde la luz de Dios ya no existe, porque son tan culpables los que pecan como los que alcahuetamente toleran como si nada al pecado también, sólo con el pretexto de mantener la paz en el hogar, pero, ¿qué clase de paz es ésta, en dónde se respira tanta falsedad y tanto pecado?
Cómo puede toda una familia permitir, que uno o más miembros eche a perder a la familia completa. Arriesgándose a que uno de estos desviados(as) o miembros del hogar adictos al licor y drogas, vengan en su estado de locura a pervertir hasta a los miembros más pequeños de la casa o hasta abusar de ellos.
Dónde han dejado las cabezas de los hogares como los padres, abuelos y familiares mayores la disciplina que Dios les manda implantar en sus hogares para guiar a que todos los miembros de la familia vayan por un camino correcto.
Como es posible que las personas de autoridad piensen que para que en su hogar exista paz, deben permitir todo sin ponerse a meditar que su deber como cabezas de hogar, o personas de autoridad lo que Dios con firmeza les manda hacer es estorbarle como sea al pecado y buscar con sed las enseñanzas de Dios que están en su palabra escrita,...La Biblia, para poder con la ayuda de Dios guiar a todos los miembros del hogar o de la familia por el buen camino que sólo Él sabe dar para librarlos a todos del mal.