Escrito por © Cira Arroyo Fuentes 24/03/2015 02:55 p.m.
¿Cuántos años de nuestra vida hemos de pasar sacrificándonos, poniendo en peligro nuestro cuerpo, salud y vida, sólo por ser tomados en cuenta por el mundo aunque sea cuando ya estamos viejos nada más?
¿Cuántos años vamos a ser como máquinas hacedoras de dinero, no con el objetivo de buscar un surgimiento personal para tener una mejor vida, sino haciéndolo enfermizamente sólo por ser más rico cada vez si es que con ese trajinado estilo de vida llegamos a serlo?.
Cuan ilógico es el pasar todo ese tiempo de nuestra vida sin disfrutarlo únicamente por tener en algún momento una buena fortuna con que rajar para humillar a los que tienen menos que nosotros y poder codearnos con la gente con la que antes de ser ricos no nos relacionábamos.
Personalmente he vivido estos altibajos, porque han habido momentos en mi vida en los que muchas personas por mero interés no sabían ni donde ponerme, porque se imaginaban que como vivía en los Estados Unidos tenía mi bolsillo lleno de dólares y cada vez que venía de paseo a Costa Rica, a la casa de mis padres para verlos a ellos, a mis familiares y amistades, la casa se llenaba con gente curiosa que estaba sedienta de verme para averiguar acerca de mi vida y de que les contara como era Miami y les hablara aunque fuera unas pocas palabras y frases en Inglés.
Y aunque la gente fuera tan inquisitiva a mi me gustaba ser honesta y hablarles de verdad en Inglés, aunque poco, pero me esforzaba por enseñarles lo mejor que había aprendido en la medida de mis posibilidades para traspasarles lo que sabía y que captaran algo, pero si hubiese sido una mentirosa les podría hasta haber hecho un enredo e inventarles palabras y frases falsas, que ellos(as) por ignorar la lengua inglesa se lo hubieran creído todo.
Así fue como pasé casi 17 años de mi vida de aquí para allá, viajando de Costa Rica a Miami y viceversa, pero durante todos esos años la gente no hallaba ni que hacer conmigo, porque creían que yo tenía mucho dinero, bueno en realidad si tenía, porque me alcanzaba para estar viajando, paseando y tenía un buen vivir en Miami con auto y todo eso, pero no tenía lo principal que era mi casa propia.
Cuando tomé la decisión de regresar a Costa Rica para residir aquí, venía con las manos sobre la cabeza y fue entonces cuando el panorama del gran recibimiento habitual que por años tuve cambió drásticamente para mí, porque ya no venía representada por ningún marido, ni con regalos para todos, sino por el contrario, venía divorciada, con tres hijos, sin dinero y sedienta de que alguien me brindara ayuda.
Recibí apoyo, pero no por mucho tiempo, sólo por poco menos de un mes, porque pronto, así sin tener casi nada de dinero tuve que ir a alquilar una casa, en la cuál no teniendo ni un mes de vivir en ella tuve que preparar todo para marcharme pronto, porque el dueño me dijo que tenía que irme porque la necesitaba de nuevo para vivir, por lo que de emergencia me mudé a la casa de un hermano mío que no estaba terminada aún y en la que tampoco podía permanecer en ella mucho tiempo, porque él necesitaba terminarla de construir para alquilarla.
Entonces ya agobiada por haber estado tantos años alquilando en Miami y cansada de andar de un lado para otro, me propuse construir mi casa y con grandes sacrificios me esforcé para tenerla como fuera lo más pronto posible, ya que no quería ir a alquilar ninguna casa más para acabar con esa cadena de padecimientos al fin.
Esos primeros años de vivir de nuevo en mi país fueron muy duros para mí, porque el trato que la gente empezó a tomar hacia mí era de total indiferencia. Ya no me invitaban como antes a sus casas ni a sus fiestas, en otras palabras su trato para conmigo y mi familia cambió.
Esa experiencia de mi vida me hizo madurar y no esperar nada de nadie, me enseñó a luchar para darme yo misma las flores, porque sé que la gente sólo baila al son del materialismo y da flores por mero interés, por eso sigo esforzándome sí, pero por lograr un nivel de vida más desahogado y darle una vida mejor a mis hijos, en medio de mis posibilidades, pero no por quedarle bien a la gente, ni pretender tener cosas para humillar a otros, porque ya sé cuál es el comportamiento del mundo materialista y esa hipócrita e interesada forma de ser que tiene y que me apesta.
Digo esto porque lastimosamente el mundo sólo te valora por lo que tienes, por las cosas materiales, regalos caros, servicios, comida y bebidas gratis que puedas darle, pero no te valora por lo que de verdad eres, por la calidad de persona que sos, ni por la riqueza espiritual que lleves dentro capaz de dar aunque sea de lo poco que se tenga.
La gente cuando no haces actividades despampanantes, llenas de lujos, no te valora para nada.Te puedes esmerar por dar u obsequiar algo hecho por ti mismo, pero aunque sea mucho mejor que un artículo caro que se venda en las tiendas, no les gusta y pronto se lo regalan a otros o lo echan a la basura.
La situación es muy diferente si haces una gran fiesta para invitar a muchos, si tienes grandes negocios, propiedades, autos lujosos último modelo y bienes, todos se arriman súper cariñosos y no hayan que hacer contigo ni donde ponerte, aunque se den cuenta palpablemente que tu riqueza la debas toda o es ilícita, porque eso a la gente de mundo e interesada no le preocupa, sino sólo pasarla bien, viviendo al máximo un buen momento.
Por todo esto que os he escrito es que les digo que tenemos que ser muy sabios con Dios, para esforzarnos sí, pero no por quedarle bien al inconformista y materialista mundo, sino por tener nosotros con nuestra familia una mejor vida, sintiéndonos seguros, cómodos, saludables y felices.
Tenemos que enseñar a nuestros hijos a luchar también y no darle todo servido en sus manos, para que aprendan a estudiar, trabajar y esforzarse para que busquen su realización personal y sean independientes. No debemos de permitir jamás que ellos nos manipulen haciendo comparaciones de nuestro vivir con el de los demás, porque si pretenden que vivamos dejándonos llevar por la corriente del mundo nunca estaremos satisfechos, ya que siempre va a haber alguien que tiene más, menos o igual que nosotros, aún por más pobres o millonarios que seamos.
Cuando nuestros hijos buscan disminuirnos ante los demás no se lo debemos de permitir y cuando despreocupadamente no les interesa lo que tengamos que pasar para tener el lujo que quieren, tenemos que pararlos en raya, porque nosotros no vamos a quedarnos todos enfermos o inválidos sólo por satisfacer sus materialistas o ambiciosos caprichos, por el contrario deben saber que "SI QUIEREN CELESTE QUE LES CUESTE", porque sólo así aprenderán a valorar lo poco o mucho que poseen, cuando se tienen que sudar para conseguir cada uno lo suyo.
Ellos deben aprender a dar gracias a Dios por todo lo que tienen, tanto en la prosperidad como en la escasez, agradecerle por la salud, por la enfermedad, y hacer esto en todo tiempo de su vida y que se acostumbren no sólo a mirar para arriba, sino para los que son igual a ellos y los que están abajo también, para que cuiden lo suyo, que si se ponen a meditar es mucho más de lo que tienen muchas otras personas que por vivir en suma pobreza ni siquiera han podido comprar su casa propia, ni tienen suficiente dinero para vestirse ni comer.
Deben ver hacia arriba para que luchen por ser mejores dada día aprovechando sus dones y talentos, pero para utilizarlos en ayudarse a sí mismos y a los demás, no para aplastar a nadie. También deben mantenerse viendo para abajo para que sean humildes en todo tiempo y que con lo que saben y tienen puedan ayudar a los que tienen menos que ellos.
El mantener su mirada viendo todo el panorama de clases sociales que les rodea, sean altas , medias y bajas, viendo a todos a través de los ojos de Dios y no del mundo los hará ver a todos como a un igual y tener los pies bien puestos sobre la tierra sabiendo que todo cuánto tienen, sea mucho o poco, no es de ellos, sino que le pertenece a Dios y que así como del polvo los formó Dios y les dio soplo de vida a este tendrán un día que volver y que lo que realmente vale de ellos son todas las riquezas espirituales que hayan atesorado durante toda su vida.
Sigue escrito # 2 SÓLO DIOS SABE A CUÁL RICO VA A SALVAR Y A CUÁL NO
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