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Escrito por Cira Arroyo Fuentes 24/03/2015 09:04 p.m.
Nota: Sin pensarlo mucho les digo que salvará al que usó sus riquezas para dar buen fruto y en abundancia ayudando con el amor de Dios, con todos sus bienes en el camino de su vida a muchos en necesidad y sin interés ninguno.
Hay dos actitudes que toman las personas con los bienes que van adquiriendo durante su vida. Una es ayudar con humildad en sumo agradecimiento a Dios por todo lo que le ha dado, en lo poco o en lo mucho a todo aquel que lo necesita y la otra errónea actitud es el irse poco a poco convirtiendo en una persona egoísta y orgullosa que sólo quiere acaparar todo para sí para hacerse más rico cada vez e ir rajando cada día más y humillando a los que menos tienen con lo poco o lo mucho que tenga sin pensar para nada en las necesidades de las demás personas.
Por eso es que sólo Dios sabe a quién, aunque rico, puede salvarle y a quién no, porque Él ve si usa sus riquezas no sólo para sí, sino para ayudar a los otros también en todo lo que ve necesidad y está a su mano el poder colaborar con lo mejor, eso que realmente va a suplir lo que realmente le urge a la persona para tener una mejor vida llena de salud.
Para ilustrar esto les doy el ejemplo de dos personas que tienen cada uno un auto, los dos son del mismo modelo, valen igual y son de la misma marca, en otras palabras son autos gemelos, pero uno lo usa humildemente para ayudar a todos, por lo contrario el otro sólo lo tiene para su uso personal, pero no monta a nadie en él para que no se lo ensucien ni destruyan, por lo que prefiere tenerlo guardado en un camarín para tenerlo siempre como si fuera nuevo. La diferencia es que aunque los dos hagan el mismo recorrido el uso que cada uno le da es muy diferente porque el dueño de uno de los autos recorriendo la misma distancia gasta la misma gasolina, pero ayuda a cuántos puede en su recorrido, el otro dueño aunque viaje a la misma distancia que el otro siempre anda su auto vacío, so, ¿quién a aprovechado más a su auto para dar fruto y en abundancia? Lógicamente el que con suma humildad ayudó siempre con su auto a toda persona que pudo.
Así es como nosotros de esta manera con lo poco o mucho que tengamos podemos dar buenos frutos si nuestro corazón se conduele ante las necesidades de los demás, pero los egoístas que todo lo quieren para sí, que casi ni ellos mismos usan lo que tienen para que lo que tienen se les conserve como nuevo siempre, que no se les gaste ni destruya y no dan ningún fruto con ese bien que Dios les dio, tendrán que darle cuentas del uso que le dieron a las bendiciones que tuvieron ante Él.
El problema tan grande acá es el insano orgullo, que no le permite a la persona que tiene este obscuro sentimiento ser humilde para codearse y ayudar a la gente más humilde que necesita, pero como no quieren mezclarse con ellos, se hacen los sordos, los ciegos y los locos ante sus necesidades y sólo los buscan cuando les conviene sacarle cosas regaladas a los más pobres o cuando tienen interés de venderles productos para hacerse más ricos.
Tenemos que saber administrar con sabiduría las bendiciones que durante toda nuestra vida Dios nos va dando y es por esto que en todo lo que hagamos debemos de tomar en cuenta la calidad y no la cantidad, porque una persona con poco puede hacer algo que en esencia es de calidad para ayudar a muchos, pero otros con mucho pueden botar todo lo que tienen a la basura, porque en ves de invertir lo que tienen en calidad, sólo buscan sobresalir dando cantidad, pero sin calidad para ayudar a las personas las enferma con lo que les dan y aunque se gaste una fortuna, si no supo pensar y escoger bien lo que iba a dar lo único que hace es botar su dinero en vano.
Por ejemplo una persona humilde con poco puede organizar una fiesta y compra comida rendidora y saludable, hace un buen fresco con una o varias frutas y pone buena música, puede hacer hasta un karaoke en casa o hasta cantar en a capela, contar chistes, hacer juegos y la gente se va bien alimentadada, saludable y contenta, por lo contrario una persona orgullosa que quiere aparentar dándole muchas cosas a la gente puede gastarse un montón de dinero en licores finos, pasteles y repostería fina, comida y carnes caras y extravagantes, comparsas, mariachis, y un costoso grupo musical, y la gente puede salir intoxicada y enferma por tanta bebida y comida insana que ingirió. Por eso es que les digo que en todo lo que vale es la voluntad y la calidad de lo que uno brinde.
En una ocasión andaba yo sin dinero porque aún no había ido a recoger mi dinero, tenía sólo los pasajes para ir a Alajuela. Ese día no había comido casi nada y de camino para tomar el bus paré a saludar a unas amistades que estaban por el súper de la esquina y una de ellas me dijo que si quería una cerveza, yo le dije que no tomaba, pero que sí le agradecía si me compraba un banano e inmediatamente arrugó la cara y me dijo con desdén, que no, que me invitaba a la cerveza, pero a una fruta no. Esa experiencia me quedó grabada en mi mente para siempre y me causa gran ironía cada vez que la recuerdo, porque como es posible que la gente teniendo dinero sólo le ofrecen a uno cosas malas aunque tengan que pagar super caro por estas y no son capaces de invitar a alguien de buena fe a que se coma algo de verdad saludable, pero en toda esta malvada y egoísta actitud de la humanidad está inmiscuido el espíritu maligno que entra en las personas para que abusen de las personas que tienen alguna necesidad y que les finjan ayudarlas no para bien sino para mal.
De este erróneo uso que las personas le dan a sus riquezas tendrán que rendir cuentas a Dios que todo lo ve, porque la persona que es rica debe usar usar sus bienes para procurarle bien a los demás y no mal.
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