Por © Cira Arroyo Fuentes 10/4/22 12:59 PM
Una persona que es libre con Dios se relaciona y ama con su amor verdadero a todos por igual, sin orgullo ni complejos.
Jamás va a ser divisionista, ni pretender exaltarse a si misma o a los suyos o a cierto grupo de personas, ni por encima ni por debajo de los demás, sino que se mira a sí misma y a los suyos igual a todos y trata a todas las personas por igual.
No se va a apartar de los demás, a no ser por evitar malas compañías que no le convienen o le pueden perjudicar, ni tampoco le va a pedir a alguien que se aparte de otros si quiere seguir teniendo su amistad.
Una persona libre con Dios, cuando observa estos comportamientos se aparta de personas así, para no ser tachada como un igual a ellas.
Si de verdad nos decimos llamar cristianos, debemos ser humildes y tratar a todos por igual ó como a un igual, así como lo hizo Él.
Una persona libre con Dios se conoce por sus frutos, su comportamiento es el que habla por sí solo y nos dice de verdad si pertenece a Dios o al mundo porque si se denota que está enferma con las afanosas costumbres de vanidad e hipocresía del mundo, ó que está bien sana y libre con las enseñanzas y El Poder de Dios, que es a quien pertenece.
Personas que mantienen un comportamiendo así durante toda su vida y que no sólo lo toman cuando les conviene porque unos cuando les conviene se acercan a los humildes; pero cuando les conviene se acercan a los orgullosos, o sea se van con los ricos o se van con los pobres o se van por el bando de la igualdad cuando les conviene.
Por su comportamiento se conoce si pertenecen al mundo o a Dios.
Me cansé de la gente con complejos tanto de superioridad como de inferioridad, que me quieren jalar para su lado porque yo soy de Dios, amo la igualdad y de estar con personas así, prefiero estar sola con Dios ó estar con los que ven a todos como a un igual así como yo.
No me gustan las personas multicara porque son falsas y actúan a su conveniencia.
