Por © Cira Arroyo Fuentes, 28/11/2023, 8:59 am
Por andar poniendo tanto nuestra mira en el exterior, nos olvidamos de concentrarnos en escudriñar nuestro interior y entronarnos en nuestra propia escencia o en la escencia de nosotros mismos, dándonos el primer lugar de importancia que nos merecemos, sintiendo al máximo, haciendo y viviendo lo nuestro guiados por Dios.
Perdemos mucho tiempo en nuestra vida, enfocándonos en terceros o en otros, por eso ni disfrutamos de las cosas que hacemos ni le damos importancia por andar viendo lo que hacen los demás.
Si queremos lograr éxito en y con lo nuestro, tenemos y debemos de ser nuestro principal público, hacer todas las cosas con amor y con excelencia dando lo mejor de nosotros como para Dios, para nosotros mismos y por añadidura serán buenas para los demás también.
Enfoquémonos primero en nosotros, en lo que más nos interesa y complementa en nuestra vida y demos todo lo mejor de nosotros, entregándonos por entero de todo corazón a como lo sentimos, de manera natural y sin fingimientos.
Debemos sacarle alma, corazón, cuerpo y espíritu a cada uno de nuestros momentos, exprimiéndolos al máximo y extrayendo de cada uno su sabor y su todo.
Hacerlo sin que se nos pase ningún detalle ni ningún instante por disfrutar, por eso concentrarnos en lo que hacemos es la clave de todo y el fruto de lo que emprendemos en lo oculto, saldrá con su máximo poder para arrasarlo todo.
No permitamos que los demás con sus inventos ambiciosos o deseos de llamar nuestra atención a como sea para absorbentes en su vida, nos desconcentren ni que nos saquen de nuestro camino ni nuestras metas o sueños, ni nos roben el tiempo de atención que debemos estarlo dando a lo nuestro y a los nuestros.
No perdamos el tiempo pretendiendo que otros nos escuchen y valoren, sino que invirtámoslo en escucharnos y valorarnos a nosotros mismos que es lo que realmente importa porque al brindarnos el lugar, la importancia y el trono que nos merecemos, todo lo demás nos vendrá por añadidura.
Debemos de recordar que ningún faro ni nada alcanza a la distancia su brillo si no lucha por encender su propia luz primero.
En conclusión, debemos de concentrarnos en vivir con sabiduría de lo mejor, sabiendo administrar y disfrutar con lo mucho o poco que tengamos en nuestro mundo.
Tomar de otros mundos o de otras personas lo que necesitamos para hacernos nuestra vida feliz y que cada quien se concentre en el mundo suyo; pero jamás podemos permitir que los demás ambiciosa y egoístamente, nos cojan como conejillos de indias sólo para hacer negocio con nosotros, ni que nos absorban ni adormezcan de tal manera, que sólo invirtamos todo nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestra vida en sus negocios, admirándolos y poniéndolos en un pedestal dándole importancia y valor sólo a ellos y lo que hacen porque si vivimos de esta manera sólo estaríamos perdiendo nuestro tiempo y nuestra vida auto disminuyéndonos y empobreciéndonos constantemente, por no despertar ni dejarnos tiempo, dinero y vida para concentrarnos en valorarnos, admirarnos, darnos la importancia a nosotros mismos, a nuestros sueños e ideales y complacernos a nosotros mismos y nuestro sentir porque en esto sí tenemos que ser ensimismadamente concentrados y hasta egoístas porque ninguna de esas personas nos busca para nuestro bien sino para el de ellos nada más.
Si adicionamos a otra persona como pareja nuestra vida, sabemos que compartimos como uno sólo nuestro trono y sólo somos totalmente felices cuando encontramos en otra persona y por ende la otra persona encuentra en nosotros lo que la complementa, que los hace sentir exitosos y felices a los dos al mismo tiempo.