Hay que pensar sí, pero no en como podemos escapar de los problemas, sino en cómo podemos confrontarlos para resolverlos.
Según mi experiencia de vida, hay varias soluciones para no tener que escapar de los problemas sino resolverlos, aún cuando los vemos casi imposibles de resolver por nosotros mismos y estas son:
1-Orar y meditar con Dios para que nos de sabiduría y aumente nuestras fuerzas para resolverlos por nosotros mismos.
2-Descansar
a. Tener la autoridad de Dios y el valor de Él para poner límites y delegarlos a otras personas para que ellos los resuelvan y sí no lo hacen, cambiar de táctica a cuántas sean posibles porque siempre mientras estemos vivos podemos recurrir a todas las que estén a nuestro alcance.
b. De nuevo orar y meditar; pero si de verdad no podemos resolverlos entregárselos a Dios para que si es su voluntad nos haga un milagro y de nuevo armarnos de valor y fuerza para aceptar su decisión.
En conclusión: Escapar de los problemas y poner distancia no es la solución porque lo correcto es enfrentarlos y tomar las decisiones más sabias y pertinentes al caso.
Quienes escapan o huyen de conflictos poniendo distancia sea viajando, aturdiéndose con licor, con drogas, con nuevos amores, viviendo aventuras, etc, no solucionan nada porque cuando regresan, los problemas siguen igual o se han puesto peores para resolverlos por no haberlos encarado o resuelto en fresquito o a tiempo, cuando apenas empezaban.
Recordemos que los problemas son igual que la casa sucia o los platos que no lavamos porque siempre son fieles y nos esperan para que los resolvamos con nuestra autoridad; pero mejor aún con el carácter valiente y la autoridad de Cristo que es el mayor y mejor especialista en resolverlos y nos llena de valor para hacerlo.
En resúmen, escapar de los problemas por no resolver el problema principal del cuál se derivan los otros, es una cobardía porque cuando regresemos de ese lugar en donde nos refugiamos para desestresarnos y escapar por un tiempo de nuestra realidad, nos vamos a encontrar con problemas peores porque la verdadera paz sólo la alcanzamos cuando ponemos orden y resolvemos en su tiempo, los problemas que se nos van presentando en nuestra vida, nuestra casa y nuestra familia.