Dios no hace por nosotros lo que nosotros podemos hacer. Él nos dio los sentidos para que veamos lo que es bueno y lo que es malo.
Muchas personas, y me incluyo, creemos que podemos hacer todo lo que se nos antoja: como hacer ejercicios hasta quemarnos, comer a lo bruto, andar en la calle a las hora que se nos antoje, alzar peso hasta reventarnos, etc.
Buscamos montones de peligros sin necesidad y cuando nos enojamos, cojemos más fuerzas que un camello, fuerzas a las que darle rienda suelta a lo bruto en un momento de cólera o una malacrianza, nos pueden causar mucho daño a nuestro cuerpo.
Por cuántos esfuerzos hasta explotar exponemos a nuestro cuerpo como si fuera un caballo de fuerza o una mula de carga porque pensamos que nuestro cuerpo todo lo puede, todo lo aguanta y no tiene límites, por las ideas erróneas que el mundo nos ha inculcado, como de "que querer es poder", etc; pero hasta cuando podremos seguir en este estilo o ritmo de vida quemador de huesos y después cuando nos enfermamos empezamos a pedirle a Dios que haga milagros en nosotros para que recuperemos nuestra salud; después del exagerado y bestial ezfuerzo al que hemos sometido a nuestro cuerpo.
Buscamos peligros y adrenalina sin necesidad, todo para demostrarle a los demás lo carga que somos, ... que somos un super hombre o una super mujer incomparable y duro/a como una piedra que lo aguanta todo.
No hay que ser tan tonto y desgastar nuestro cuerpo de esta manera sin necesidad.
Ahora está la gran moda de que todo el mundo se la pasa en el gimnacio, haciendo y haciendo ejercicio incansablemente, y todos se ponen a hacer como monigotes lo que los instructores les dicen; pero acaso ellos son doctores, para saber el estado del cuerpo de cada persona.
Como va cada persona a compararse y matarse por tener rápido su cuerpo igual o mejor que alguien.
Les prometen milagros en su figura; pero la matada se la tiene que dar la persona y las consecuencias por sus exagerados esfuerzos también.
Nosotros sómos los responsables de cuidarnos, medirnos en los esfuerzos que hacemos y no podemos como monigotes dejar que otros nos manejen a su antojo, ni que hagan con nosotros lo que quieran, sólo por sacarnos dinero o usarnos como un número más que les genera ganancias, porque después, si nos enfermamos, a ellos poco les va a importar lo que nos pase, y no no van a venir a darnos nada para que nos ayudemos con los gastos de recuperación, si es que el daño que nos hemos hecho es reparable y podemos recuperarnos y curarnos.
Hay muchas personas que son demasiado valientes, trabajadoras y activas, por ser así se trabajan o esfuerzan más de la cuenta y aguantan dolores, no se miden, no le ponen atención a las señales que les manda el cuerpo para que se cuiden y cuando menos se percatan su cuerpo les manda un fuerte hasta aquí llegaste, con graves consecuencias en su cuerpo, que requieren hasta de operaciones peligrosas para poder reponerse y por lo menos caminar y hacer los movimientos y las labores más sencillas.
Seamos precabidos, no nos sobrecarguemos con labores y deleguémoslas a otros, tampoco nos sobreejercitemos porque los únicos perjudicados somos nosotros.