© Por Cira
Arroyo Fuentes 11/01/2018 08:44 p.m.
En ocasiones uno desearía como
desaparecer del mapa o dormirse profundamente por un buen tiempo, para no pasar
por el proceso de la pesadilla del sufrimiento por causa de un desamor, que si no lo encausamos, desahogándonos debidamente de alguna manera saludable, tanto para nosotros como para todos, acabaría llenándonos con una profunda depresión que nos podría
causar enfermedad o hasta muerte.
Si
lográramos dormirnos de esa manera todo sería tan fácil, ... porque cerraríamos
los ojos suavemente y en paz, ...con la esperanza de ser despertados en el
momento justo y propicio por un amoroso beso, y que todo de allí en adelante
esté lleno de alegría, positivismo y mucho amor.
Qué fácil
sería si toda relación sentimental se nos resolviera así, pero no, la verdad es
totalmente diferente ó contraria, porque aunque nos sintamos tristes y hasta sin deseos de vivir, tenemos con fuerza y
valentía que aguantarnos con amor propio, paciencia y autoestima, reconociendo que el principal amor es el que nos tenemos y damos nosotros mismos y el que recibimos de Dios, para no permitir que el desamor de una persona particular, y su rechazo, nos afecte demasiado o hasta acabe con nosotros porque ningún amor externo define nuestra personalidad, ni el hecho de que nos sintamos completos y amados, debido a que ya nos basta con el amor propio que de Dios y de nosotros mismos tenemos.
Si
sabemos sobrepasar con Dios estas duras pruebas ó experiencias, saldremos adelante ilesos, y el malvado Cupido en el cual creímos, no podrá jugar más con nosotros y tendrá que huir con sus
falsos amores, pasiones y deseos de nuestra vida, para que le de paso a que nos
llegue un amor verdadero que sólo de parte de Dios puede venir...
...Un amor
sincero, sin engaño, sin labia y sin cálculos...
Un amor
que no sea aventurero, al que le interese agradar a Dios en todo y no al mundo, que no se
deje llevar por impulsos ni fantasías físicas de personas en la vida.
Un amor
que no tenga inseguridad, capricho, burla, prisa, engaño, complejos, vanidades, materialismo, ni ningún
interés mundano de por medio, ni se preocupe por el que dirá de los demás, sino
el mero propósito de buscar con paciencia conocer a fondo a una persona porque
en realidad le atrae seriamente, sin dejarse inmaduramente llevar por las
primeras impresiones, que no son para nada las que demuestran la verdadera
personalidad de alguien porque generalmente al empezar las relaciones son muy afectadas por
los nervios que genera el conocer y relacionarse con alguien nuevo, del cual al
principio no sabemos absolutamente nada.
Sé que un
amor legítimo, que nos ame tal cual somos, nos lo da Dios si se lo pedimos con
fe y tenemos paciencia para esperar, no que sucedan las cosas a la carrera, en
el tiempo del falso Cupido, sino en el tiempo de Dios que nunca falla, que si es un
amor estable y para siempre, pero por mientras tanto este amor puro aparece, no
debemos desesperarnos, sino disfrutar de la vida plenamente, en la compañía de
personas leales que si nos valoran y aprecian nuestra presencia, a las que encontramos o conocemos personalmente cuando paseamos por diferentes lugares, o nos damos la oportunidad de conocer mediante las diferentes redes sociales de Internet y Whatssap.
En conclusión, de nuestra autoestima, del Amor de Dios y el carácter que Él nos ha dado, depende que seamos seguros y fuertes, para que El Falso Amor de Cupido del mundo no nos llene de depresión para destrozarnos en vida ni matarnos físicamente, según la reacción ó solución que escojamos tener para sobrellevar y superar la pérdida de un amor, sea este platónico ( amor fantásticamente idealizado o creado por nosotros) o real.
En conclusión, de nuestra autoestima, del Amor de Dios y el carácter que Él nos ha dado, depende que seamos seguros y fuertes, para que El Falso Amor de Cupido del mundo no nos llene de depresión para destrozarnos en vida ni matarnos físicamente, según la reacción ó solución que escojamos tener para sobrellevar y superar la pérdida de un amor, sea este platónico ( amor fantásticamente idealizado o creado por nosotros) o real.