Nota: Este pensamiento es súper larguísimo, así que si tienes paciencia prepárate para leer bastante :) y no seas perezozo(a), pero si tienes curiosidad por conocer todo mi sentir sumérgete sin pensarlo mucho.
Mantenerme firme siempre, con mis enaguas bien puestas y amarradas es una diaria tarea que me esmero en cumplir, aunque Dios me pase por el fuego, haciéndome vivir situaciones difíciles que sinceramente me ponen "La piel como de gallina para ver hasta donde llego", pero ni modo, me toca ser una mujer valiente "aceptando las cosas que no puedo cambiar, teniendo valor para cambiar aquellas que puedo, manteniendo en todo momento gran sabiduría para ir reconociendo la diferencia".
Sólo les digo que no es fácil, pero con Cristo todo se puede, porque es una continua lucha de los tiempos, de las vivencias que he tenido durante toda mi vida, de las cuales de muchas de ellas guardo muy bellos recuerdos que en cierta forma alimentan mi presente para motivarme a no dejarme caer.
El traer imágenes positivas de viejas vivencias del pasado al presente también nos nutre y no las podemos rechazar, porque me hacen como transportarme al pasado para empezar de nuevo desde ese punto en que fui muy feliz, pero confrontar esto también es peligroso, por lo que debo de manejar el asunto con mucha cautela, porque el Diablo es un experto en engañar y enredar a la gente.
Al transportarme al pasado y verlo así de frente, es como si me probara a mi misma, a mi capacidad de dominio propio, pero no puedo permitirme omitir el hacer esto ya que soy muy curiosa y me gusta experimentar el ver como reacciono y si soy tan débil para dejarme arrastrar por los propios sentimientos que aún guardo en mis recuerdos o no, porque el pasado ya pasó y este no puede más regir mi presente y sólo recurro a éste para motivarme, para agarrar fuerzas y seguir adelante y nada más.
He pasado por tantos momentos imposibles en mi vida que ya no sé si me perdí en el tiempo, si dejé pasar el instante perfecto que Dios me puso al frente en ese entonces para sentirme una mujer realizada en el amor y ser feliz, pero también me consuela el pensar que ese momento de mi vida no ha llegado aún ni lo he experimentado y esto me tranquiliza de sobremanera porque guardo la esperanza de que en algún momento, en el que menos espero, Dios me va a dar la mejor sorpresa, así como sólo Él sabe darlas.
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