Escrito por © Cira Arroyo Fuentes 12/11/2012
En una familia desordenada y desunida el dinero que los jóvenes se gastan en sus vicios y vacilones es dinero botado y si es que su salud le permite llegar a viejos después se desean todo el dinero que botaron loca y desordenadamente en su juventud.
A este dinero también se lo desean sus familiares más viejos para comer, vivir mejor y curarse sus enfermedades, al final quien se queda con esa fortuna son los que supuestamente se creen más inteligentes, pero cuando es producto de la venta de sustancias dañinas el que está utilizando a todos como monigotes en ese círculo vicioso de negocios dañinos es el diablo,... y ¿quién es este bicho feo?... pues nada más y nada menos que el cuerpo que permite que viva y lo gobierne el mal y que se preste en todo momento para sacarle el dinero a las personas inseguras e inconstantes motivándolas a tomar, a consumir drogas, a beber y a llevar una vida aventurera y promiscua.
El mal logra que se terminen enfermando los dos; el joven por tomar, fumar , llevar una vida loca, comer insano y destrozarse su cuerpo porque puede desarrollar cirrosis, cáncer y enfermedades venéreas por tanto libertinaje, que puede conducirlo hacia la muerte y el viejo enfermarse o hasta morir también por no poder trabajar como lo hacía cuando joven y no tener suficiente dinero para sus necesidades básicas.
El que se sale riendo al ver y lograr todo este desastre es el maligno porque separó la familia, la empobreció y la hizo vivir una vida miserable en vida y no descansará hasta llegar a ver a todos destruidos, en miseria, gravemente enfermos o muertos.
Y no crean que el que se quedó con ese dinero es feliz, pues vieran que no, porque la persona que hace dinero a costillas del mal ajeno nunca puede tener tranquilidad porque todas la gente a la que le causó daño con sus productos dañinos le serán como una pesada carga en su conciencia.
Nunca podrá tener paz quien venda licor, drogas, cigarros ni ninguna sustancia dañina, tampoco los que tienen lugares en donde prostituyen tanto a hombres como a mujeres.
La paz y el amor de Dios jamás puede llegar a una persona que vende algo que le causa daño a otro.
El cambio milagroso para una familia que esté pasando por una situación como esta, y para un vendedor de malos vicios sólo lo puede hacer Jesucristo, si la familia se une y todos cambian su vieja forma de vivir por una nueva con la ayuda y transformación que sólo el pode del Espíritu Santo puede hacer.
Copyright © 12/11/2012 Cira Arroyo Fuentes. Todos los derechos reservados.
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