Por © Cira Arroyo Fuentes 1998
Con su agua, que es clara y pura,
comienza su recorrido;
va bañando con frescura
a lo que ha sido destruido.
Va luciendo su esplendor
en lugares escondidos,
sin temor de tropezar,
seguro de su destino.
Con movimiento sonoro,
va danzando atrevido,
rozando con suavidad
ser u objeto aparecido.
Va retratando paisajes,
reflejando su belleza,
sin dejar ningún detalle,
mostrándonos su destreza.
Es precioso imán que atrae
a seres enamorados,
a posar en sus orillas
y en sus aguas ser pescados.
El río toma su cauce;
pasa lo bueno y lo malo,
pero nunca retrocede,
todo lo lleva a lo sano.
Llegar al mar es su meta,
en donde es purificado,
donde están todas las aguas,
lo secreto y lo sagrado.