Cada quien debe de buscar tener un refugio en algo que hacer de acuerdo a su propósito de vida, a sus recursos y al estado de salud mental y corporal que tiene porque si no logra encontrarlo se encarcela, se frustra y se muere antes de la hora si no descubre como liberar y utilizar sus emociones y sus energías en algo de provecho para sí mismo y para todos.
Si la persona quiere hacer algo que ya no puede o llevar una vida que su salud mental y física ya no le permite y vive rodeada de personas ambiciosas y dependientes que le exigen más de lo que puede dar, se convierte en un verdadero problema y caos para ella porque el estrés y el cansancio la mata y nunca tiene paz al querer o ser obligada a llevar un estilo de vida que ya no puede.
Es por todo esto que para no equivocarnos, ni perder nuestro tiempo ni nuestra vida, lo que debemos hacer primero que todo, es buscar refugio en Dios y él nos dará la sabiduría de encontrar en que actividad o persona/s refugiarnos de acuerdo a nuestro estado para que nos sintamos seguros, en paz, alegres, satisfechos y que podamos suplir lo que necesitamos según nuestro caso.
Ese refugio puede ser servirle a muchos de gratis o servirle a cambio de dinero como una fuente de sobrevivencia a la vez; pero no podemos permitir convertirnos en conejillo de indias del mundo, para que nos desgaste a su antojo y nos haga a como quiere, que nos estrece y robe la libertad, por exigirnos ser ambiciosos y convertirnos en máquinas de hacer dinero podamos o no.
Hay personas que tienen tanto y se exigen tanto a si mismas y a los demás, que se enferman y mueren muy rápido sin darles ni tiempo de disfrutar eso por lo que tanto lucharon.
En conclusión, el dios del mundo, que es el dinero, está acabando con muchos porque tienen tanto en que pensar, que ver, que cuidar y mantener, que ya no les alcanza el tiempo para tanto y lo peor es que quieren tener mas aún porque nunca se conforman con lo que tienen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Siéntanse libres de dejar sus comentarios y sugestiones. Bendiciones