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miércoles, 29 de septiembre de 2021

Una obra vive por si sola con Dios

Por Cira Arroyo Fuentes  28/09/2015   12:31 p.m.

     Para dar a conocer una obra con nuestro don de escribir, como cualquier otro don, hay que tener valor de SER Y HACER con Dios, de decir o hacer las cosas y aceptar tanto críticas constructivas como destructivas hacia nuestro trabajo u obra, y si no es así, es mejor que nunca escribamos ni hagamos nada.

Un trabajo cobra vida, cuando es legítimo y tiene el respaldo de Dios, que busca el bien y tiene vida por sí sólo, aunque la persona que lo hizo ya no esté físicamente en este mundo.

Por eso no podemos andar con mentiras sino decir las cosas tal como son, con la verdad en la mano, aunque la piedra que lancemos sea tan pesada o sincera, que nos puede caer hasta encima de nuestra propia cabeza cuando vemos la obra ya terminada.

No es fácil SER Y HACER para el bien del mundo, pero tenemos que hacerlo, sino de nada nos vale el haber estado tantos años ocupando un lugar aquí. 

Tenemos que ser instrumentos útiles para Dios, siervos que con valor nos arriesguemos a servir y cumplir el propósito para el cuál Él nos ha creado y saber muy bien que cada obra que hagamos, cobra vida por si sola y permanece en el tiempo venciendo todo lo que se le presente o aparece por delante para destruirla cuando tiene el respaldo de Dios.


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