© Cira Arroyo Fuentes 25/04/2019 03:45 p.m.
Si ya todo lo sabes y piensas que todo tu aprendisaje culminó, que tu ser es perfecto, que ya tuviste todas las herramientas que necesitabas para vencer y triunfar, ...y piensas que ya lo hiciste...
Entonces, ¿Por qué sigues allí, mezclándote con los que apenas están aprendiendo y creciendo, buscando siempre deslumbrar a todos con todo lo que haces?
¿Por qué sigues allí queriendo tener la razón en todo, sin aceptar que te corrijan tus errores, sólo por sobresalir, ser y ser escuchado sólo tú y opacar a los demás para no dejarlos ser?
¿Por qué no te has atrevido a dar tu brazo a torcer, bajar la cabeza y reconocer que te domina un indomable orgullo, vanidad y ambición desmedida que en el fondo no te ha permitido vivir ni alcanzar lo que de verdad quieres para ser feliz?
¿Por qué quieres ser sólo tú, que todos valoren sólo lo tuyo y no quieres que otros sean ellos mismos y hagan lo suyo con sus propias herramientas, más simples, pero las que han podido conseguir o la vida les ha permitido tener, que son diferentes a las tuyas, que quizás piensas que sólo tú las tienes y que son mejores y por eso puedes, según tú, preparar cosas más buenas y de mejor calidad?
¿Por qué te encanta lucirte vanidosamente pretendiendo brillar y hacer lo mejor sólo tú?
¿Por qué quieres autoengañarte y engañar a los demás implantando por la fuerza tu vida materialista, viajera, aventurera, fogueada, perdida, llena de vanidad y sin propósito a los demás, como si fuera el libro perfecto que todos deben leer con el estilo de vida que todos deben seguir?
¿Por qué no aceptas que quien no se arrepiente con humildad, que no reconoce sus errores, no acepta que es pecador, que tiene imperfecciones y no quiere someterse a la Voluntad de Dios ni pedirle perdón, no puede ser parte del Reino de Dios?
¿Por qué no reconoces que quien se cree saberlo todo, aún más que Dios, en realidad no sabe nada?
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