© Cira Arroyo Fuentes 04/10/2017 02:29 p.m.
Si conoció a alguien en un momento de tu vida en el que en lo que menos estabas pensando era en buscar una pareja, en que todas tus fuerzas estaban enfocadas en otras cosas, menos en buscar el amor.
Si esa persona te escogió, tocó a tu puerta para entrar en tu vida porque algo le atrajo de ti y llegó a romper la negatividad y el desencanto que tenías hacia el amor, e ingresó con gracia en tu vida, pese a tu carácter amargado con respuestas toscas, frías, casi congeladas como el hielo que le dabas, fue un milagro, créemelo, pero el mérito es para el amor.
Sí esa persona empezó a darte cariño, endulzarte y algo te atrajo de ella porque se las ingenió de alguna manera para poco a poco hacerte sentir una atracción especial, logró dar justo al principio el primer y más importante paso para entrar en tu vida.
Supo con astucia crear en ti un gran deseo de abrirle la puerta para conocerla y querer saber más de ella, por tener un no se qué, que logró atraerte mucho de entrada no más, después hacerte sentir que le gustabas y más adelante te hizo sentir maripositas en el estómago, junto con un nerviosismo extraño, en el que sentías como que te bajaban, subían y hacías el ridículo.
Créeme que pasar de esto a estar enamorado es sólo cuestión de tiempo, que según la interacción que tengan las dos personas, puede ser en un lapso corto o largo, pero lo cierto es que esta primera química que sentimos nos lleva al amor, por eso cortar este sentir cuando apenas está comenzando, por algún complejo o el menor error que uno de los dos cometa, es una crueldad porque podría haber llevado al verdadero amor, ese que cuesta tantísimo encontrar, debido a que el sólo hecho, de sentir todo esto al principio por alguien, es una batalla ya ganada; la más difícil diría yo, porque que una persona totalmente extraña, te haga sentir todas estas cosas, apenas conociéndola, es un verdadero milagro y una química que cuesta mucho que se de.
Es un milagroso flechazo que nos sorprende, que nos atrapa cuando estamos más descuidados; sin estar listos o preparados, el que nos da esa persona que recién empezamos a tratar y hablar, la que con sólo un poco de tiempo de interactuar con ella, sentimos como si la conociéramos de siempre o de toda la vida, porque antes de saber de ella sólo deambulábamos sin rumbo fijo por la vida, con Dios sí, pero teniendo la seguridad de que necesitábamos a un compañero(a) de vida al que esperábamos, pero al encontrarnos con esta persona especial, todo el panorama de nuestra vida cambia de rumbo y empezamos a hacernos muchas y nuevas ilusiones porque nuestra mira la ponemos en esa persona con la que soñamos tener muchas vivencias hermosas en el presente o un futuro muy cercano.
Matar al amor actuando alocada o apasionadamente, casi sin pensar, cuando este está recién comenzando, es desperdiciarlo. Una verdadera crueldad porque de ese montón de personas que conocemos a diario durante años de años, son muy pocas las que nos inspiran esta química tan amorosa y hermosa; y encontrar a una persona que sea libre para nosotros, cuesta mucho más, pero sí, la lucha por mantener vivo ese primer sentir, o esa primera química, para ver si nos conduce al verdadero amor, es un trabajo de pareja, que sí uno de los dos cobardemente desiste, por adelantarse rápidamente a formarse opiniones negativas sobre el otro, sin siquiera darse un tiempo para conocerse mejor personalmente, provoca que todo se quede en la nada o en el olvido, dejando sólo en nuestro recuerdo, un amor que pudo haber sido, pero que no fue, por no luchar con fe y en igualdad ambas partes, por darse el debido tiempo para conocerse más realmente, por medio del contacto físico que es el que define de verdad lo que sentimos y no engaña.
Dejar ir a un amor así, por ir en pos de cualquier otro sentimiento interesado que no es el verdadero amor, es la decisión más absurda o tonta que una persona puede hacer, porque jamás, por más que se esfuerce por buscar amar o sentir lo mismo por otra persona, o inventarse otro amor, es imposible, porque el amor verdadero es una milagrosa atracción que brota o nace directamente del corazón, no de una mente gobernada por intereses materialistas y mundanos.
Lo único cierto es que independientemente de lo que dos personas sientan una por la otra, se necesitan dos, dispuestas humildemente para amar, y por ende decididas a dejarse llevar por este sentimiento tan sublime, maravilloso, amoroso y tierno, para luchar por él y darle vida con valentía a ese amor que está anhelando establecerse en ellas, crecer y tomar vida, pero si una de las dos personas o las dos le restan importancia a lo que están sintiendo, y deciden por cualquier motivo sea: inseguridad, interés, orgullo, cobardía, capricho, falta de perdón o cualquier otro complejo, olvidar todo y continuar su vida cada persona por su lado, a pesar de lo que sienten, ESA OPORTUNIDAD DEL AMOR DE SER se perdió, y tiene que buscar otra pareja que si sea humilde y deseosa de darse una persona a la otra por entero, a pesar de todas sus diferencias, y a la cual pueda juntar para bendecirlos con EL AMOR.
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