Autora Cira Arroyo Fuentes, 7/6/2924, 10:20 p. m.
Es difícil controlarse por nuestros propios medios, nuestro propio esfuerzo o nuestras propias fuerzas, en este mundo en que por disernimiento espiritual sabemos que no todo a nuestro alrededor ni todas las personas nos son afines ni están de acuerdo con nosotros, ni a nuestro favor, ni a favor de nuestras metas y sueños con propósito porque cuando estamos entre lobos es muy diferente; pero logramos controlarnos si razonamos que no vale la pena contrariarse ni encolerizarce ni enfermarse por personas enfermizamente ambiciosas, altivas, egoístas y envidiosas, que se creen perfectas, perfeccionistas y mejores que otros y que uno.
Lo único que tenemos que hacer para lograrlo es concentrarnos y tener seguridad y fé en lo que estamos haciendo, que sabemos que es para hacer el bien, y simplemente fluir con seguridad, con El Poder de Dios en nosotros, sin mostrar ningún temor ni ningun complejo ni flaqueza, ni pensar quienes somos ni como actuamos, sino que es Él quien está haciendo todo y no nosotros.
Si nos desarraigarnos de nuestro yo y le permitimos a Dios fluir automáticamente en nosotros para que lo vean y sientan a Él y no a nosotros haciendo brillar su poder, su fuerza, su conocimiento, su luz y su amor, esta es nuestra sabia arma que los mantiene distraídos, percibiéndonos fuertes y seguros, sin pensar en ningún momento en cualquier debilidad que podemos tener para atacarnos.
Si reconocemos que somos débiles; pero fuertes en Dios, los lobos percibirán eso y se abstendrán de atacarnos porque saben muy bien quien está espiritualmente con nosotros porque nuestro propósito y todo lo que hacemos es para servirle a Él.
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