Por © Cira Arroyo Fuentes, 2/12/2023, 8:00 am
En la vida todos somos reyes y reinas por eso nunca debemos ni de sentirnos más ni menos que nadie y tratar a todos como a un igual porque todos tenemos un lugar igual en importancia por medio de Jesús ante Dios, que es Nuestra Divinidad, Ser Supremo o como quieran llamarte a Nuestro Papá creador y venimos a este mundo solos y nos vamos sólo con Él si lo aceptamos como Rey y Señor de nuestra vida y buscamos hacer su Voluntad; pero en el tiempo de soplo de vida que tengamos, debemos de cumplir con la misión que Dios nos mande hacer, nos guste o no, ganemos dinero o no y le caigamos bien o no a las personas.
En mi caso, desde muy pequeña era muy observadora, meditativa y me encantaba fluir y escribir de todo lo que veía y vivía, y hasta el día de hoy sigo siendo la misma y haciendo lo mismo.
Siempre, desde muy pequeña me gustaba ir más allá de todo para curiosamente escudriñar y analizar el comportamiento de las personas y al crecer y conocer cada vez más de Dios, aprendí a hacer todo esto mismo; pero a la luz de Dios y su palabra.
Lo aprendí, sobre todo, al tocarme vivir personalmente y pasar por el fuego en experiencias enredadas de las que salí ilesa gracias a Dios, de donde creció más aún en mí el deseo de ayudar a las personas para que no pasaran por lo mismo que yo y fue en ese momento en que me di cuenta que Dios me llamó a servir y no ser servida, a aconsejar y hacerlo como sea; pero con el paso del tiempo y tras llevarme porrazo tras porrazo al no ser escuchada ni valorada personalmente en vivo y a todo color y tras vivir uno que otro desplante lleno de contiendas, descubrí que la mejor manera de llevar a cabo mi misión de aconsejar era escribiendo porque así no me imponía con nada ni con nadie por la fuerza, ni le robaría o quitaría tiempo a nadie cuando trabaja o hace sus labores cotidianas, sino que cuando tienen un momento de descanso, de ocio ó están pasando por algún problema y necesitan consejo, ellas voluntariamente lo buscan y saben que en mís escritos lo van a encontrar y se animarán a leerlos.
Así es como cumplo mi propósito de vida con Dios y poco a poco cada día estoy cumpliendo mi misión de vida, animada por la fuerza y el poder que Él, con su Santo Espíritu, hace que nazca en mi interior porque del exterior, no recibo ánimo ni ayuda ninguna y por el contrario, cada vez que busco alzar mi voz o mi opoinión, sobra quien o quienes quieran sutilmente callarme, desanimarme y disminuirne para ensalzarsen ellos; pero yo hago caso omiso o ignoro a toda piedra de tropiezo y sigo adelante.
El comportamiento con baja autoestima, inseguro y enredado de muchas personas, de como trabajan más de la cuenta para ganar mucho dinero; pero como no saben administrar bien sus recursos por llevar una vida en rebeldía con Dios y con la naturaleza hace que ellas alocadamente desperdicien su dinero y sus recursos en aventuras y boberías sin sentido y por eso siempre andan todos estresados porque el dinero que se ganan nunca les alcanza para nada y se viven todos estresados por estar endeudados con tarjetas de crédito.
Pero bueno, pase lo que pase cumplo con Dios lo mío, que gracias a Dios amo hacerlo escribiendo no creyéndome más ni menos que nadie sino tratando a todos con respeto y ayudándolos como a un igual.
Siempre he sido muy versátil y de todos los dones que tengo, el don de escribir es con el que más me llena hacerlo porque me evito el pánico escénico, lo realizo en la intimidad de mi habitación o aposento y no obligo a nadie a escucharme, ni a leerme ni le quito tiempo inmediato a las personas, sino que cada quien lee lo que escribo voluntariamente cuando quiera y tiene tiempo.
Al escribir no sólo le sirvo a Dios y a los demás sino a mi misma también, le caiga bien o no a las personas, me lo agradezcan o no, me paguen o no y me apoyen o no porque hacerlo me desahoga, me descarga y me sana.
Todos nacemos con dones, talentos y con una misión a cumplir y nada ni nadie puede impedirnos cumplirla.